Rosón y el rodillo posmoderno

Fecha: 16 marzo, 2019 por: dariomartinez

Y Rosón quiere cerrar la Fundación Gustavo Bueno. Desconozco las cuestiones legales de fondo, a este respecto no sé quién tiene razón, decantarme por una u otra postura es una mera cuestión de creencia infundada, podría más mi simpatía que mi razón. No quiero entrar aquí. De lo que sí pretendo modestamente opinar es del significado de tal acto que de llevarse a cabo supondrá la clausura de un espacio de reflexión serio, sistemático y dialéctico, es decir orientado desde la razón a pensar contra alguien, a comprometerse con la trituración implacable de toda nebulosa ideológica, de toda mentira, de todo mito dominador y engañador, de lo nimio por banal y tópico, de lo inútil. Su cometido no es una banalidad sin interés, no es algo que se dé en toda la geografía nacional, no nace de forma esporádica e ingenua, nace de un sistema filosófico único, español, potente, plural, abierto a nuevas posibilidades de comprensión de nuestra realidad cambiante, un sistema filosófico reconocido como extraordinario, como capaz de estar a la altura de sistemas tan prestigiosos como los de Platón, Santo Tomás o Kant, de un sistema además, añadiríamos, mejor geometrizado al poder dar cuenta de propuestas reflexivas anteriores. Esto no significa que se huya del discurso opuesto, del debate como combate de ideas, que no sean invitados profesionales y estudiosos de ideología y posicionamientos muy dispares.

Somos conscientes de lo difícil que es sacar una propuesta filosófica seria en este país, y más cuando es sistemática. No olvidemos que hoy la dominante posmodernidad niega toda corriente filosófica sistemática por entenderla como metafísica, como mero relato embaucador, dándole un sentido auténticamente peyorativo y despreciable. Sería una vuelta a Hume: “Tírese entonces a las llamas, pues no puede contener más que sofistería e ilusión». Es obvio que en la actitud del señor Rosón hay una presencia soterrada de inquina, de odio, hacia el materialismo filosófico de la Escuela de Oviedo, quizá su crítica demoledora al hacer político de su formación no sea fácilmente aceptada. Y es difícil su aceptación porque en general muchos no quieren huir del placer de la caverna. Quizá valdría decir que tenemos la filosofía que nos merecemos. La filosofía española es débil no por sí, lo es por ausencia de reconocimiento, dicha ausencia hace que sea enterrada en el desconocimiento, en un descrédito aupado por un fenómeno muy nuestro que no es otro que la asunción de la maldita leyenda negra. Asumimos espontáneamente que somos un país inculto, un país atrasado, que no habla ni griego ni alemán y por tanto un país incapaz de poder hacer filosofía académica, un país profundamente maniqueo, aferrado a exaltar los errores y olvidar de forma férrea y permanente los aciertos. Bastante esfuerzo nos llevó exportar a Europa la obra de Ortega y Gasset, de ahí sus prólogos para alemanes, franceses e ingleses, de ahí su encomiable apuesta por una Europa-Nación ficción. De esta guisa es obvio que la obra de Bueno haya de ser expulsada de la república del saber ¿Por quién? Por quien ni tan siquiera parece que se ha dignado a leer su obra, por quien parece desconocerla, más allá de alguna conversación de calle o alguna lectura de algún artículo de prensa.

En fin, dicha propuesta de expulsión del antiguo Sanatorio Miñor de la Fundación Gustavo Bueno es un acto de barbarie propio de corrientes fundamentalistas que ven en la filosofía un punto de crítica poco deseado. Le diríamos al Sr. Rosón que la vida en la ciudad de Oviedo continuará pero no será ya la misma, será otra, la posibilidad de reflexión seria, abierta al exterior, se deteriorará. Por último, recordemos que también Sócrates molestaba como filósofo en la democracia ateniense del momento, fue injustamente condenado a muerte, eliminado, la democracia continuó pero ya no era la misma. El emperador Justiniano cerró por molesta La Academia de Platón en Atenas, continuó como ciudad pero jamás volvió a ser lo que fue ¿Por qué molestan tanto estas grades figuras del saber? ¿Por qué no hacer de la obra de estas figuras un baluarte seguro a modo de guía que dé sentido a nuestras vidas y sirva de norte a la hora de poner en marcha programas políticos rigurosos, es decir, ajenos a la extravagancia, a la divagación o a los fundamentalismos?

Por cierto, en La Rioja esperando con los brazos abiertos

Popper explicado a los niños

Fecha: 6 marzo, 2019 por: dariomartinez

Es conocido por todos por ser el padre del falsacionismo.  Popper argumenta que una teoría es realmente científica si es posible llevarla al tribunal de la experiencia para poder ser falsada. Que sea posible someterla a un test de falsación no quiere decir que sea falsa sino que es posible confirmarla, así en caso de que supere la prueba la teoría será provisionalmente verdadera. Su grado de verdad está en su potencialidad explicativa y en su coherencia interna. Por tanto, el proceso de falsación es el nuevo criterio de demarcación científica, sustituye al ya superado por inoperante verificacionismo positivista.

Hoy en el fútbol y con el video arbitraje (VAR) tenemos a nuestra disposición la posibilidad  de perfeccionar la propuesta del ilustre filósofo de la ciencia. Una jugada cualquiera y especialmente aquellas que acaban en gol, en penalti o falta grave (agresión), en cada caso bien por ser anulado o señalado por el árbitro o juez en directo del encuentro, ha de poder ser sometida a una prueba de falsación en caso de que el error sea ajeno a cualquier tipo de duda que abra la puerta a la interpretación arbitral. Esto es el VAR, una tecnología de recogida y repetición de diferentes imágenes del momento concreto señalado y discutido, que sirve para refutar una decisión en principio coherente y ajustada al reglamento cuando se somete al tribunal de la experiencia, es decir al visionado en diferido de la jugada por árbitros externos al terreno de juego. De este modo dicha jugada, digamos teoría científica en terminología de Popper, si supera la prueba, o en nuestro caso si los señores del VAR dicen que no es posible anularla dejarán que sea incluida en el devenir del encuentro, en caso contrario, será anulada, refutada definitivamente, y se eliminará del devenir del mismo (más allá del efecto psicológico o moral que produzca en sus protagonistas), luego, no será asumida como parte del la totalidad del partido haciendo que derive en otro encuentro. Siguiendo con la analogía, en el caso de la ciencia la teoría será rechaza y se intentará sustituir por otra mejor y más potente, y en el caso del fútbol se intentará cambiar por un arbitraje mejor, más justo y ajustado al reglamento, en definitiva más profesional y ausente de error.

Esto es de lo que se trata, de la eliminación de errores, especialmente humanos. Y esto no es otra cosa que un fútbol más profesional al intentar eliminar en la medida de nuestras posibilidades franjas de incertidumbre. Quizá suponga un menor contenido de emoción, pero hay demasiado dinero en juego para que esto sea aceptado por los dirigentes de los equipos más poderosos de nuestra liga. Como corolario tenemos que el fútbol se lleva públicamente al laboratorio.

Y Rufián dijo

Fecha: por: dariomartinez

Se presentó como testigo en el juicio sobre el proceso soberanista de Cataluña cuyos hechos transcurrieron en los meses de septiembre y octubre de 2017. Por una vez fue más protagonista por sus palabras que por sus bufonadas.

En un momento de su testimonio y para justificar su voluntaria renuncia a no responder a las preguntas de la acusación popular, en este caso como es ya por todos sabido ejercida por VOX, dice: “una vergüenza que VOX esté personado en el juicio por ser una formación de extrema derecha, xenófoba y racista”. Muy bien, muestra por de pronto su intolerancia, es decir es una formación política que ha de ser rechazada no sólo a nivel psicológico, lo que le habilitaría a no sentir la necesidad de guardar ante sus representantes unas mínimas formas de educación o cortesía, también a nivel racional y lógico, sus propuestas son ideológicamente inasumibles por su formación (ERC). El xenófobo, o más concretamente el racista, rechazando lo extraño lo infravalora y asume que en el caso de contactar con quien no es de aquí éste ha de ser asimilado en un proceso de aculturación que recuerda los periodos más activos y negros del colonialismo inglés, francés y holandés del siglo XIX, colonialismo ejecutado por imperios depredadores que en la mezcla veían deterioro de la raza. Los xenófobos y racistas para ejecutar su proyecto colonizador apostaban por una tolerancia del desprecio, práctica eficaz para condenar al que no era de los suyos a la miseria, y fórmula eficaz para asegurar sus privilegios de clase e incluso de civilización superior.

Pero lo curioso no es esto. Lo que hemos de destacar es que este ilustre diagnóstico del Sr. Rufián no se ha mantenido con un mínimo de firmeza política cuando el que explícitamente transmite un mensaje racista y nauseabundo es un señor que es de los suyos, de su etnia, de su grupo de seres superiores y clarividentes, cuando es en el fondo un camarada que lucha en la misma trinchera de odio y que no es otro que el Sr. Torra, a la postre el Presidente de todos los catalanes (en ejercicio de algunos, los verdaderamente enraizados). ¿Por qué no hace este mismo diagnóstico ideológico? Muy sencillo, porque el ninguneado, el odiado, es el ciudadano español, ciudadano bestial, con un bache en su ADN, y cuya cultura es fuente de merma identitaria, lo que presupone desde su prisma ideológico la existencia de facto de una nación política, eso sí aún sin Estado. Ya lo decía el Sr. Pujol, a la postre el ideólogo de lo que estamos viviendo hoy, para no caer en decadencia Cataluña, espiritual y culturalmente superior, debe asimilar a la masa inmigrada, decadente y anárquica; por cierto, andaluza y murciana en su mayoría.

Mientras tanto parte de las izquierdas cuyo origen no es otro que la lucha por un proyecto civilizador y universalizador contra el racismo y la esclavitud miran para otro lado o aplauden los desvaríos de algunos de estos dirigente

https://mas.lne.es/cartasdeloslectores/carta/33733/rufian-dijo.html