Ensayo sobre posible prueba para la EBAU de los alumnos asturianos. Parece poco plausible. Inútil por incomprensible. Inaccesible. Espero no atinar en el diagnóstico. Segunda opción, texto de profundo calado filosófico, sobre gnoseología y ontología, difícil tarea, requiere mucha maduración, sólo ofreciendo opiniones, sentimientos, saberes privados y no compartidos, infantilizando el saber parece irreal darle solución. Además, ¿cómo evaluarla de modo cohererente, compartido y objetivo?
«Los hombres son seres condicionados, ya que todas las cosas con las que entran en contacto se convierten de inmediato en una condición de su existencia. El mundo en el que la vida activa se consume está formado de cosas producidas por las actividades humanas; pero las cosas que deben su existencia exclusivamente a los hombres condicionan de manera constante a sus productores humanos. Además, de las condiciones bajo las que se da la vida del hombre en la Tierra, y en parte fuera de ellas, los hombres crean de continuo sus propias y autoproducidas condiciones que, no obstante su origen humano y variabilidad, poseen el mismo poder condicionante que las cosas naturales. Cualquier cosa que toca o entra en mantenido contacto con la vida humana asume de inmediato el carácter de condición de la existencia humana. De ahí que los hombres, no importa lo que hagan, son siempre seres condicionados. Todo lo que entra en el mundo humano por su propio acuerdo o se ve arrastrado a él por el esfuerzo del hombre pasa a ser parte de la condición humana». Hannah Arendt (1958). La condición humana, Paidós Ibérica, Barcelona, 2009. Pág. 23.
1.- Identifique la tesis o idea principal del texto y muestre la estructura argumental que sigue la autora para llegar a esa tesis.
La idea central es la condición humana de todo lo real o conocido. No hay un mundo en marcha puro y a priori. Lo real es mundano y humano. Es construido y predicado. Lo conceptualizamos y al predicarlo para clasificarlo, es decir para diferenciarlo, compararlo y seleccionarlo, lo hacemos inexorablemente nuestro. La duda que subyace y que será objeto de reflexión para Hanna Arendt es qué hay aquí de libertad ¿El devenir histórico, el mundo heredado, nos encadena a lo ya dado o nos facilita una forma de ser en el mundo (Heidegger) abierta a la posibilidad como hacer enriquecedor del ser humano siendo existencia arrojada? De este modo somos seres que con nuestro obrar, hacer y saber codeterminados, configuramos nuestro presente, edificamos el teatro de la vida como un a priori histórico y social ineludible. Descartes nos diría, si no estuviese preso de un idealismo sin salida, que debería ser evidente por claro y distinto. Y decimos esto porque lo hemos de entender como no revelado, o no parido por un orden impersonal incognoscible, matemático, geométrico, aupado al mundo de las ideas de Platón del que deducir lo dado; un ser que una vez apropiado intuitivamente sólo tendría un verdadero sentido ordenador y apolíneo, y en consecuencia sería capaz de prefigurar nuestro destino. Un futuro determinado que de conocerlo con anterioridad, ya no digo fuera del tiempo como el Dios de la religión cristiana, permitiría ver lo que está por llegar y no es, un futuro que no puede influir en nuestro presente, pero que podemos diseñar en forma de ficción o en forma de teorías anantrópicas ajustadas a la terca realidad.
Por tanto, la tesis central discurre por la senda de la negación de lo revelado, de la eliminación de principios coordinadores de sistemas que por su esencia se mostrarían como metafísicos por ser explicados como revelados, de autoridad o eternos. No hay nada que no sea humano, no existen realidades que no sean convencionales, no hay esencias acrónicas y universales. Lo humano es la totalidad, y su dinámica es la coexistencia. Ahora bien, si el hombre desaparece, lo que deja de ser es el mundo determinado por el entendimiento, y lo que queda no es la nada, sino un contenido material indeterminado, sin forma, desconocido, ausente de ego trascendental que pueda dar cuenta de él e intentar construirlo a escala antropológica.
Atrapados en lo estrictamente humano y condicionado la libertad se atrofió, se encadenó como hilo férreo desde un poder político que logró arribar al gobernado satisfecho y colaborador que banaliza todo obrar en nombre de lo que no es otra cosa que una doctrina sin sentido, o sea una ideología dirigida al sacrificio del presente. Los verdugos encarnarán el mal de los apáticos que siendo más aceptan el destino, por irreal y cruel que éste sea. Pero la pregunta que hemos de responder es ¿todo lo conocido por el hombre, predicado, objetivado, es imposible de ser disociado de su condición de ser no divino y que trascienda lo biológico y animal?
2.- ¿Cuál es la pregunta filosófica que aborda el texto?
La pregunta que recorre todo el planteamiento expuesto en su breve texto no es otra que la peculiaridad de lo humano, de otro modo: ¿qué queda de su libertad si es una realidad que como totalidad está condicionada por su mismo hacer? ¿Estamos hablando de un estoicismo fuerte? Es obvio que el radio de significado más ajustado a la realidad humana de la libertad es el de las relaciones presididas por la interrelación derivada de su coexistencia con otros hombres. Es en la ética, la moral y la política donde la libertad se diversifica y se ha de ir acomodando a cada situación. Presidida por las tensiones, abocada a soluciones parciales, a cambios. Unas veces cristalizan en forma de normas y otras no. Configurarán nuestro mundo heredado.
Desde esta existencia condicionada, limitada, en el límite quimérica, la autora afirma que el rango de eficacia de la acción humana es equivalente “al poder de las cosas naturales”. Pero se deriva un problema, ¿son las mismas leyes las que gobiernan el mundo de lo que objetivamente consideramos como inerte: una roca, un planeta, un electrón, etc., sin voluntad, sin fines en tanto que planeados, que los que consideramos como personales, con voluntad, propositivos, con razón (en diferentes grados, no es lo mismo la razón fruto del hacer animal, que la razón fruto del hacer humano, pongamos por caso el ejecutado en un laboratorio), con fines gobernados por una mayor o menor actitud prudente, con metas por tanto sobre los demás de carácter psicagógico, de control, persuasión, anticipación, dominio de lo más íntimo del otro como red en forma de tela de araña que anticipa los movimientos y conductas que están por venir? Más claro, ¿podemos hablar de condicionado a un mismo nivel en las ciencias llamadas naturales o anantrópicas donde el sujeto gnoseológico al predicar los teoremas o principios coordinadores de su campo categorial o realidad, queda neutralizado, desaparece, que en el campo prefigurado de las ciencias humanas, estas antrópicas: sociología, psicología, antropología cultural, lingüística, donde el sujeto temático y el sujeto gnoseológico se presentan en un mismo plano de igualdad, y donde ambos actores son libres si bien presentan horizontes con alcance desigual?
3.- ¿Qué otra posible respuesta a la cuestión que usted ha formulado en el punto anterior puede darse o se ha dado desde la filosofía? Desarróllela.
Dirigida a combatir una ética del escepticismo, de la apatía. Contra la causalidad absoluta que diluye toda voluntad como necesidad de luchar por ser mejores en el marco de una sociedad en marcha. Con otros que podrán estar de nuestro lado, ayudarnos, estar en contra e incluso obstaculizar nuestras acciones, o competir con nosotros por querer exactamente los mismos fines. Una postura determinista, más si es vista desde un prisma biológico, natural, legal, y universal, resultaría inexpugnable. La libertad reducida en el límite a la nada, y el intento por eludir este sino una pataleta infantil, por no decir irracional. Por ello, Espinosa sabiendo que somos en Dios, que nuestra sustancia ha de ser entendida en sus atributos: extensión y pensamiento (los únicos que conocemos, no quiere decir que sean los únicos en Dios), reflexiona acerca de la vida, cancela la reflexión sobre la muerte, y analizando sus modos dirige su hacer geométrico a la conducta humana. Someter las pasiones, las afecciones, los sentimientos, para eludir la mediocridad, es su objetivo. Asaltar la sabiduría, el verdadero conocimiento, la intuición, fijar nuestros límites en el saber, llegar a lo universal, a lo inteligible, para poder saber las causas que nos condenan y coaccionan, que nos someten como adicción que nos domina aún siendo conscientes de que sus resultados no nos hacen mejores, sino que nos degradan como personas. Pues bien, por un lado es el individuo que conoce sus condiciones de coexistencia, el mundo en marcha heredado, el que ha de velar por saber hacer aquello que potencialmente lo haga más libre. Esto significa que su voluntad no puede ser absolutamente libre, solo Dios lo es al tiempo que es infinito y no en acto, es decir, por eterno es inexistente, y por estar en todas partes, por ser la más absoluta realidad: no está en ninguna (a Dios se le adora cuando está cercado en un campo previamente preparado, ese es el fundamento de todo cuerpo de la religión). Su esencia es ser ley impersonal perfecta, es decir que no admite excepciones, y que carece de voluntad, luego no desea, no es propositivo por que de ser así nos desvelaría su no perfección, su carencia íntima de algo que le es ajeno. Aquí mudanza, no podemos doblegar al ser sustancial sive natura de Dios. Por otro lado no puede estar absolutamente determinada, de ser así caeríamos en la bestialidad. En definitiva, debemos luchar por ser más reales, potencialmente mejores y de nuestra capacidad depende el horizonte de nuestro buen obrar, el alcance de nuestra libertad.
4.- ¿Cómo podría seguir la reflexión a partir de este texto? Imagine ahora que usted es el autor/a del texto y que ha viajado al presente. Elabore una nueva versión de las tesis del texto aportando ejemplos actuales que justifiquen que sigue siendo necesaria esta reflexión.
Es en el renacimiento cuando nace la idea de hombre. Francis Bacon y Vico abren el camino. El hombre conociendo la naturaleza la domina, el hombre es el núcleo temático de la reflexión científica y filosófica. La teología se repliega. El razonamiento ya no puede asentarse en principios revelados. Las evidencias han de tener como canon las matemáticas. El ser humano es central. Ordena el conjunto de la realidad: medicina, derecho y teología. La filosofía un saber de segundo grado. Otro saber. Ahora autónomo, desligado de la ciencia, separado con más o menos éxito de la teología. Arendt situada en los estertores de la modernidad. Ahora el ser humano se cuestiona ¿Existió alguna vez, más allá de su naturaleza biológica y como especie? ¿Podemos hablar de ser humano universal histórico y social? ¿Hay realidades que trasciendan, en contra del pensamiento de la autora, lo humano? ¿Qué sentido tiene hoy lo posthumano del posmodernismo, o lo trashumano de las teorías queer que niegan la existencia por convencional del sexo y lo transhumano de la siempre novedosa inteligencia artificial?
Hay realidades paridas por un proceso operatorio y de reflexión humana, son nuestras, están tocadas por el ser humano, pero con todo, con ser construidas y predicadas, se desgajan de sus autores, son independientes y dan cuenta de la obstinada realidad. Son identidades sintéticas, rigurosas con la verdad, que categorizan una parcela de la realidad, no la totalidad. Cada categoría con su método, independiente e irreductible a otras realidades ajenas a su campo. Contra el monismo cientificista.
Hoy es obvio que no hay ser humano. No es una idea que haya de entenderse como totalidad atritributiva, que salvando sus diferencias, hallará un porvenir en armonía. Es una realidad en continuo cambio y lucha. Es distributiva, dividida en partes que constituyen unidades diferentes, con contenidos heterogéneos constituidos como colectividades políticas en forma de estados, esto no quiere decir que no haya disputas entre clases tal y como advirtió Marx, y cuya dinámica de equilibrio no es otra que la lucha por la existencia y la estabilidad de cada una de ellas. No hay ser humano como entidad política, pero no lo hay por ser diverso y enfrentado a otros. Hay seres humanos divididos en sociedades políticas, diferenciados por su ciudadanía. Todos tenemos lengua, pero esto no nos une, nos separa. En la disputa está la esencia misma de la vida de los diferentes grupos humanos. Obviarlo en nombre de una globalidad ideológica transfronteriza, transexual, transnacional, transhumana no deja de ser una propuesta ideológica de unos grupos de poder que quieren imponer su proyecto civilizatorio desde las plataformas imperiales realmente existentes: fortaleciendo sus propias estructuras de poder y a un mismo tiempo debilitando las de sus rivales.