Apuntes sobre gnoseología. Algunas críticas

Fecha: 30 diciembre, 2023 por: dariomartinez

1.- ¿Cuáles son las características propias del enfoque gnoseológico?

Con el descubrimiento de América es obvio que las ciencias ya no son sólo representaciones teóricas de la realidad, sistemas bien organizados con  modelo en las matemáticas o en la Teología dogmática entendida como ciencia positiva revelada y no demostrada; la idea de Dios no es eterna, no es un principio coordinador de todo un sistema científico, eterno, universal, necesario, objetivo. Es una idea construida por Aristóteles, es una idea crítica (logra demoler los dioses del Olimpo), filosófica, no religiosa, ajena a las vicisitudes humanas, sin relación con el mundus adspectabilis, causa sui, incognoscible e inmóvil. El descubrimiento, tras su debida justificación (América se pone en un mapa, es un continente entre dos océanos y entre Asia y Europa) del nuevo mundo transformará el viejo mundo en un nuevo mundo.

Las ciencias no son formales, no son sólo el modelo de ciencia 2. Las ciencias transforman la realidad, la moldean, y son también representaciones gráficas, sí, pero fruto de procesos diversos, plurales, cambiantes, operatorios cada vez más complejos por su impronta técnica y tecnológica, impronta que requiere de conocimientos precisos, elaborados por especialistas, de un manejo profesional, al alcance de los menos. Las ciencias se amplían, la realidad es troquelada, son saberes precisos, orientados a la verdad, y son incomensurables, irreductibles, sus cierres en forma de identidades sintéticas amplían nuestro horizonte de conocimiento, abren el saber a nuevas dudas, a nuevos problemas desde la evidencias ya demostradas y esto es lo que hace que sean un hacer humano distinto, diferente de otros saberes, específico. Es en su proceso de construcción donde podemos diferenciar unas ciencias de otras, fijar sus límites, sus contornos, y sus relaciones con otras ciencias, de armonía o de conflicto, y también es desde su proceso de construcción como podemos diferenciar lo que un saber científico de los que no es. “Lo característico del enfoque gnoseológico será, por tanto, ser capaz de reconocer que las verdades de cada ciencia son verdades de cada ciencia precisamente porque se han generado desde una materialidad propia” (1). Podríamos decir que no hay un método científico, es cierto que formalmente el dominante es el hipotético-deductivo-predictivo, ahora bien lo que sí existen son métodos propios y apropiados a la naturaleza corpórea, de su hacer ejecutado por los sujetos gnoseológicos en su relación con los contenidos temáticos, ya sean inertes, contenidos funcionales, propositivos y sin lenguaje articulado o sujetos temáticos con lenguaje articulado y que interactúan con el sujeto gnoseológico. Las ciencias constan de franjas de verdad, se pueden clasificar, en función del tipo de verdad derivado de las operaciones racionalmente constituidas, pueden ser así verdades anantrópicas, α-operatorias, o β-operatorias, es decir antrópicas, aquí el sujeto no puede ser evacuado de los resultados, ambos sujetos interactúan, luego se exige una técnica de control, de dominio, de un sujeto sobre otro.

El enfoque gnoseológico materialista, evita hipostasiar la materia y/o la forma: “La materia y la forma de las ciencias no se dan en estas por separado. Es muy importante contar con un instrumental preciso al analizar las ciencias porque en ellas, realmente, la materia y la forma se dan dialécticamente conjugadas. Son conceptos conjugados, trabados dialécticamente” (2) Luego se enfrenta dialécticamente a otras teorías gnoseológicas, su virtud está en su potencia para superar a las teorías rivales, mostrar sus deficiencias, y ordenar sus virtudes con el fin de proponer una visión teórica más coherente, precisa, que facilite una mejor clasificación y clarifique lo que son las ciencias. Y no lo olvidemos, es un enfoque crítico con otras posiciones teóricas no gnoseológicos, lo que no quiere decir que no esté abierto a la recogida e incorporación de aquellos resultados fértiles para el mejor conocimiento de las ciencias en sus relaciones internas y frente a otras saberes.

2.- ¿Qué críticas cabe hacer de una familia gnoseológica a otras? Escoja al menos dos familias y, tomando una como referencia, explique qué críticas es posible hacer a la otra o a las otras familias.

2.1.- El descripcionismo

Desde esta propuesta defendida desde las filas positivistas del Círculo de Viena en la primera mitad del pasado siglo se privilegian los hechos experimentales sobre las teorías. La verdad es propiedad exclusiva del conocimiento científico natural. Su gnosis privilegiada se ubica en lo dado, en lo material, en lo directamente observado, en la realidad misma y que el sujeto a través de verdaderas proposiciones logra aprehender como verdadero conocimiento. “El fin de la ciencia, del verdadero y único conocimiento, es dar una descripción verdadera de los hechos”; “el significado de una palabra tendrá que ser mostrado, deberá ser dado” (3). Por tanto, toda proposición que no esté construida con enunciados de observación, con enunciados que recojan la realidad misma, la realidad en sí, no serán más que pseudoproposiciones o enunciados carentes de sentido (metafísicos), de ahí la imposibilidad de que puedan ser verificados, la imposibilidad de hablar con sentido y de hablar con el rigor de la ciencia de los juicios de valor emanados de la ética o la estética.

Subrayamos que desde el descripcionismo se encuentra en los hechos la verdadera fundamentación del saber, sólo existe un verdadero conocimiento y este recae en exclusiva en el saber científico; todo presunto saber ajeno al conocimiento científico no es verdadero conocimiento, llegará a los corazones, emocionará, entretendrá, hará de lo simple complejo, v.g. Filosofía, activará buenas dosis de fe, v.g. Religión, pero será un falso saber imposible de demostrar, de contrastar en el tribunal seguro de la experiencia. Aquí los hechos son decisivos y son el único espacio reservado a la verdad, son evidencias que permiten que el conocimiento humano se inicie y se confirme. Sin ellos es imposible conocer y esta condición es la que hace a la ciencia ser una práctica humana volcada con la razón. Como método específico de ejecución la ciencia cuenta con la inducción. Se parte de un hecho aislado, se fijan las condiciones iniciales, se observa el hecho seleccionado en sucesivas repeticiones con el fin de extraer su estructura de comportamiento, su regularidad en forma de ley capaz de describir de modo objetivo, limpio, neutral (es decir, el sujeto gnoseológico, el científico en nuestro caso, no aparece, es evacuado) la parcela de la realidad estudiada. Posteriormente y tras una debida contrastación empírica o verificación se introduce en una teoría. Tanto las leyes como las teorías son auxiliares, juegan un papel secundario ya que no es en ellas donde reside la verdad. La verdad de la realidad objeto de estudio está dada, es externa al científico, y éste lo que debe es desocultarla desprovisto de todo tipo de intereses políticos o económicos, ideológicos, gustos estéticos, ansias de fama, etc. El científico es un auténtico notario de la realidad. Y no olvidemos que conocer la naturaleza es dominarla, es predecir acontecimientos futuros y si es posible es ajustarlos a nuestras necesidades o a nuestros intereses particulares o incluso nacionales. De este modo la labor científica es neutral si bien su uso, su puesta en marcha a nivel tecnológico, no. Finalmente, la ciencia es un saber acumulativo que tiende a un constante y progresivo conocimiento de la realidad, lo que incluye una mayor capacidad para la resolución de problemas.

Propuesta reduccionista y monista de la ciencia. Deja entrever su carácter ideal en el programa irrealizable de la ciencia unificada (4).

2.2.- El teoreticismo o contra el descripcionismo.

2.2.a.- La irrupción de Popper es demoledora para las filas positivistas. Aupado a hombros de Hume acentúa la crítica de la falsa evidencia de los hechos. Los hechos no sólo son secundarios sino que además se presentan como impuros. El contacto teórico, formal de las ciencias, con la materia ha de ser reducido al mínimo (5). Para Popper es imposible acceder a los hechos de modo imparcial y objetivo, los hechos cobran sentido porque vienen inmersos en un contenido teórico que les proporciona sentido. Además el problema de la inducción es necesario que sea reconocido y eludido. En primer lugar, no hay un número concreto de hechos que permitan mediante observación verificar una ley universal, luego empíricamente es insostenible como método de construcción de la verdad científica, la acumulación de experiencias que nos hacen prever, anticipar, un hecho concreto no son más que inferencias extraídas de nuestra costumbres, son creencias que nacen del hábito, no son nexos necesarios entre una relación causa/efecto de corte racional. En segundo lugar, el método inductivo es lógicamente contradictorio, es falso que si las premisas en una inferencia inductiva son verdaderas la conclusión haya de ser necesariamente verdadera. Es posible que las premisas de una inferencia inductiva sean verdaderas y la conclusión falsa y que dicho argumento lógico sea perfectamente lícito. Durante infinidad de ocasiones, en circunstancias diversas y en momentos diferentes hemos constatado observacionalmente que los cisnes eran blancos. Durante siglos esta observación repetida llevó inductivamente a concluir que todos los cisnes eran necesariamente blancos. Pero Popper mostrará con este simple ejemplo que la aparición de un cisne negro era suficiente para demostrar que dicha afirmación era simplemente falsa. Un hecho había logrado falsar una ley de naturaleza empírica entendida como verdadera, universal y necesaria. Ahora bien, es cierto, y Popper no lo considera, que hay verdades en forma de identidades sintéticas y propias de diferentes categorías científicas que una vez construidas y demostradas se tornan evidencias, es decir, ya no habrá que esperar a ningún cisne negro que las pueda falsar, dan cuenta de la terca realidad, es una cuestión ontológica, real, ajena a voluntades.

El centro de gravedad de la verdad científica está en las construcciones teóricas que las ciencias desarrollan en torno a los hechos integrantes de sus campos respectivos. Su estructura, su forma, su coherencia, muestran la verdad teórica a nivel científico. Los juicios de las ciencias, las teorías, no pueden ser verificadas, pero si falsadas con los hechos, hablaríamos de un “verficacionismo tímido” (6). Su verdad es provisional, no eterna, y su coherencia muestra un mayor grado de explicación, una mayor potencialidad o capacidad de supervivencia frente a otras teorías, un mayor grado de verosimilitud y aceptación pública por parte de la comunidad científica de su coherencia, de dicho consenso por parte de los diferentes equipos científicos nace lo que Popper dará en llamar objetividad y lo es porque es compartida por todos públicamente, sin olvidarnos de que con todo no deja de ser una construcción humana. Es aquí donde encontrarán su espacio de crítica Kuhn y Feyerabend. Los hechos son un auxilio puntual de falsación y sirven de criterio de demarcación con respecto a los juicios o teorías falsas (metafísicas). “La falsabilidad: es una propiedad de los enunciados universales consistente en que éstos son falsables; es decir, en que es posible demostrar que son falsos, en el supuesto de que lo sean. Ser falsable no significa ser falso: significa que, si es falso, su falsedad puede ser demostrada”. Insistimos, los saberes científicos, los saberes propios de las ciencias naturales son provisionales, nada nos dice que hemos alcanzado una verdad empírica definitiva, no hay criterio de demarcación en forma de verificación y esto hace que el científico huya de posiciones dogmáticas, de saberes inamovibles, todo está sujeto a revisión, nada hay seguro y definitivo y esto hace del científico un profesional abierto continuamente al cambio, lo hace libre.

2.2.b.-  El falsacionismo refinado de I. Lakatos

Nuestro nuevo autor, Lakatos, ve signos positivos en la propuesta de Popper, sobre todo en lo concerniente a la crítica demoledora del descripcionsimo, pero reconoce puntos de crítica que merecen ser tenidos en cuenta. Lakatos destaca que los hechos en la propuesta popperiana siguen siendo decisivos, desde su punto de vista no se ha cortado de modo definitivo con el descripcionismo. El falsacionismo reconoce que los hechos son cruciales a la hora de falsar una propuesta teórica científica, son ellos los que determinan la verosimilitud de dicha propuesta. Pero la realidad de la construcción científica es otra. El que una teoría no supere una prueba en el tribunal de la experiencia no significa que deba ser rechaza en su totalidad, lo que quiere decir, según Lakatos, es que hay elementos de dicha teoría que han fallado, hay partes que deben ser desechadas, que están peor entretejidas, más débiles y que no han sobrevivido. La teoría no es perfecta por ese motivo debe ser nuevamente enviada al laboratorio para su revisión con el fin de proteger mejor su contenido de verdad (es decir, su núcleo teórico, en cambio es su parte externa, su cinturón protector, el que se expone de modo más evidente), fortalecerla ante futuras pruebas de contrastación y en definitiva para mejorarla. Además, ¿por qué una teoría ha de ser desechada tras un proceso empírico de contrastación si muchos de sus contenidos son predicciones que como tales no han sido sometidas a ese proceso de falsación? Es decir, no se debe desechar o refutar de modo concluyente lo que ni tan si quiera ha sido contrastado. Y finalmente añade Lakatos su última sugerencia crítica diciéndonos que los contenidos teórico-científicos adquieren diferentes grados de verosimilitud o verdad provisional en contrastación no con los hechos empíricos sino con otras propuestas teóricas rivales que se disputan su mayor grado de coherencia y aceptación por parte de la comunidad científica.

Una última observación: el falsacionismo no es un criterio específico de las ciencias, otros saberes o prácticas etológicas y humanas acuden a él para simplemente sobrevivir.

NOTAS

  • FUNIBER, pág. 66. TOMO I.
  • cit., pág. 68.
  • Ayer, A.J (1993). El positivismo lógico, pág. 93. Fondo de Cultura Económica. Madrid.
  • Op. Cit., pág. 149. La ciencia unificada. Rudolf Carnap.
  • FUNIBER, pág. 76.
  • cit., pág. 76.

OTRA BIBLIOGRAFÍA

Chalmers, A.F. (2010) ¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Siglo XXI. Madrid

Popper, K.R. (1994). Conjeturas y refutaciones. El desarrollo del conocimiento científico. Paidós. Barcelona.

  • Conocimiento objetivo (2001). Tecnos. Madrid

 

Análisis crítico y clarificador del enfoque histórico y no gnoseológico sobre la ciencia física y nuclear soviética de la época de Stalin

Fecha: por: dariomartinez

Teniendo en cuenta la diferencia entre los distintos enfoques no gnoseológicos de las ciencias, escoger alguno de ellos, o a algún autorrepresentante de alguno de los enfoques, y realizar una crítica del mismo. La crítica puede hacerse desde otros enfoques o con argumentos propios.

Oficialmente la Segunda Guerra Mundial finaliza en el Pacífico con la capitulación de Japón el 02 de septiembre de 1945. El segundo lanzamiento de una bomba atómica, en este caso sobre la ciudad de Nagasaki, fue decisivo. El poder hegemónico y único de un Imperio como el estadounidense iba de la mano de la fuerza tecnológica nuclear y de la ciencia construidas en laboratorios secretos como el de Los Álamos. La verdad de una ciencia como la de la física nuclear y la utilidad de ingenios tecnológicos como el de la bomba atómica mostraban su eficacia, y a la par su rostro casi ilimitado de capacidad destructiva masiva. Se iniciaba la posibilidad real de la desaparición de la vida sobre nuestro planeta en caso de guerra nuclear total. El domino científico, y tecnológico, reforzaba el domino económico, cultural y militar de Estados Unidos. El esfuerzo bélico de la Unión Soviética no garantizaba tras el éxito en la toma de Berlín y la capitulación de la Alemania nazi el poder ser una potencia rival que sirviera de contrapeso y disputara la hegemonía a los Estados Unidos. La Unión Soviética reivindicaba su peso en la política internacional.  Su poder pasaba, y Stalin lo sabía desde su toma del poder, por la construcción en un tiempo record de una bomba atómica y la por la construcción de un nuevo país que abandonará su condición de estado feudal y agrícola, sólo un estado económicamente moderno y militarmente puntero podría hacerle frente a un enemigo tan poderoso y despiadado como el alemán. Nace el primer plan quinquenal. Stalin no admitirá demoras, ni resistencias, ni rechazo alguno a sus proyectos y es que en 1928: “El país lleva un retraso de más de medio siglo respecto a las naciones industrializadas y el riesgo de una nueva intervención extranjera para derribar el poder soviético sigue latente; hay que superar, por tanto, a los países capitalistas avanzados en el aspecto técnico-económico. «O lo hacemos en diez años –dice- o seremos aplastados» No está dispuesto, en consecuencia, a aceptar el socialismo «a paso de tortuga» de Bujarin, ya que ello sería renunciar a sus dos objetivos primordiales: en la industria, «el desarrollo a marchas forzadas» para proporcionar máquinas al campo y producir armas, tanques, aviones; en la agricultura, acelerar la colectivización forzosa para modernizar la producción” (1).

Zhores A. Medvedev (bioquímico e historiador) se adentra en la intrahistoria de la construcción relámpago de un artefacto de destrucción tan complejo y eficaz. Es un enfoque histórico no gnoseológico, que permite entender el difícil proceso de diseño, construcción y prueba de la bomba atómica soviética. El éxito venía coordinado por una máxima: el secreto, en nuestros términos del materialismo filosófico, la anulación de la puesta en marcha de cualquier figura suprasubjetiva dialógica, entiéndase debate o polémica, intercambio de información con otras comunidades científicas ajenas, o de cualquier figura normada, y esto por ser de obligado cumplimiento, en otras palabras: impuestas por los comisarios del NKVD. Aquí el eje pragmático del espacio gnoseológico presenta unas peculiaridades que lo hacen único. Más allá del contorno perfectamente delimitado del laboratorio de experimentación y pruebas el incumplimiento del código deontológico es alta traición. En términos de Kuhn el paradigma de la comunidad científica resultaba tener un apelativo diferenciador ineludible: soviético, el universalismo científico de Merton es barrido por utópico, ideal, o si queremos simplemente irreal. El control era una garantía de éxito, los servicios secretos soviéticos debían cumplir con su trabajo, el espionaje extranjero debía ser atajado de raíz, cualquier filtración supondría un fracaso. Los científicos, los sujetos gnoseológicos debían operar contra su voluntad, su trabajo era esclavo, sus jornadas intensas, de su labor dependía su misma existencia. Para ello. “A medida que iban aumentando sus instalaciones, Arzamas-16 se convertía en una ciudad nuclear cerrada. Se diseñaron cómodas casas de campo para los nuevos residentes del complejo. Se esperaba que los jóvenes científicos permaneciesen allí durante muchos años: en el complejo atómico no existía la posibilidad de decidir libremente marcharse o renunciar”.

Ahora bien, dicho esto, es evidente que el enfoque no gnoseológico de la historia de la ciencia es cuando menos problemático. Los sujetos temáticos son los científicos. Sus operaciones con objetos inertes, sin voluntad, ajenos a arbitrariedad alguna, sin operaciones personales, permiten la posibilidad de poder construir los teoremas o los principios coordinadores de su respetivo campo categorial. La verdad en el resultado de dicha ciencia, física nuclear, está en su utilidad tecnológica como arma de destrucción masiva con propósito, tanto político como militar, disuasorio. Es decir, los sujetos temáticos ya no interactúan u operan con nosotros. Su hacer fue, ya no hay posibilidad de cambio, lo que no quiere decir que no se pueda interpretar, esto es que nuevos documentos, relatos o reliquias alteren lo ya sabido o simplemente lo amplíen. El enfoque no gnoseológico, histórico, muestra, si bien no la analiza, que la verdad filtrada por espías soviéticos participantes del proyecto Manhattan (Kim Philby, Donald Maclenan, Klaus Fuchs) permitieron reproducir con la fidelidad que dicha categoría exige los procesos esenciales para su constitución en un campo debidamente justificado. Descubrimiento sometido a prueba pública y real con el lanzamiento de las dos bombas atómicas por parte de las fuerzas aéreas estadounidenses. Esta nueva realidad científica y tecnológica conocida de modo fraudulento es la que determinará qué aspectos en la elaboración de la bomba soviética serán internos o externos en su configuración. Obviamente es claro que por la intención del autor los aspectos gnoseológicos del proyecto son aceptados sin analizar a fondo, el interés está en los aspectos externos, es decir en el funcionamiento de una comunidad científica cerrada que trabajó a contra reloj y contra su voluntad. Nos dice el profesor Bueno: “Será externo, por tanto, en la Historia de la ciencia, todo aquello que forme parte de otras categorías. Más que de la propia categoría considerada […] En general. Consideramos externo todo contenido de la historia (o de la psicología, o de la sociología) de las ciencias que no pueda ser incorporado al cierre categorial de las ciencias de referencia.” (3)

La historia de la física nuclear soviética alcanza espacios fijos en forma de cierres regionales. Los archivos dirán como pueden alterarse. El hacer de los protagonistas del momento, de los científicos, ingenieros y operarios (muchos de ellos presos) que lograron en tan poco tiempo tal proeza, pertenece al pasado, es pero ya no puede interferir en nuestro presente, no interactúa con los sujetos que hacen la Historia. Lo que queremos subrayar es que los resultados de sus operaciones con contenidos corpóreos inertes, no operatorios, permiten alcanzar cierres categoriales en forma de identidades sintéticas, identidades tales como teoremas, leyes necesarias de conexión entre fenómenos, relaciones universales, objetivas, donde el sujeto en los resultados son neutralizados, eliminados, evacuados de las verdades descubiertas en tanto que demostradas, justificadas. Todo esto por ser sus resultados contenidos pertenecientes a lo que Gustavo Bueno dio en llamar: orden del ser, estamos en el plano ontológico, de la terca realidad, y sus estructuras no son determinadas por voluntad humana alguna, son las que son, van más allá de nuestros propósitos. Son cierres en forma de teoremas o de principios coordinadores de partes y subpartes de un sistema como el de la física en su proceso de transformación y control en su proceso en cadena de liberación de energía a partir de la división de los neutrones en otros más livianos y que se conoce como fisión nuclear.

Luego el enfoque más arriba descrito permite acceder a lo propio del ser humano, a su hacer análogo al nuestro. Permite que lo podamos entender, lo que no quiere decir que esté libre de interpretación, que esté cerca de la filosofía de la historia por que otras ideas recorren el campo de dicha historia, ideas de calado político, económico, ético, psicológico o sociológico. Son por tanto cierres complejos, si se quiere problemáticos aunque no cierres flotantes, ya que los sujetos temáticos están muertos, no intervienen con sus planes, su némesis o su prolepsis en el presente. La historia así entendida es una construcción de ingeniería inversa, forense. Admitamos su cientificidad como Historia de la ciencia, en este caso de la ciencia física y nuclear soviética. El problema está en el límite de lo que gnoseológicamente es admisible. La historia no es interna a la estructura esencial de cada región de la ciencia. “Porque las ciencias son instituciones, y tienen historia en tanto tales, por supuesto, pero sus cierres categoriales no son históricos o antihistóricos, son ahistóricos. Porque arrojan estructuras terciogenéricas (M3), los teoremas, que segregan los mismos componentes culturales, sociales o históricos de los que parten y en los que están dadas las ciencias, aunque las ciencias mismas no sean ahistóricas” (FUNIBER, 56) (4). La historia de Zhores A. Medveded o de otros, como Anselmo Santos, está en el eje pragmático de la región o campo de la ciencia analizada. Aquí la propuesta de Kuhn sería fecunda, pero no estaría en condiciones de clarificar, no será una buena crítica, y poder diferenciar los contenidos determinantes de cada ciencia de aquellos otros componentes míticos o nematológicos.

Por tanto muestra su fecundidad, arroja luz en la construcción concreta de la ciencia, la historia es ineludible. Muestra a su vez ser un enfoque de gran riqueza, crítico y clarificador. Y finalmente, permite negar utilidad a enfoques gnoseológicos como el teoreticista que vuelca el peso de sus diagnósticos sobre la ciencia en el sistema de predicados derivados de principios bien organizados, sistema exento, lógico o si se quiere formal.

Notas

(1) Santos, Anselmo (2012). Stalin el grande, pág.83. Edhasa. Barcelona.

(2) Bueno Martínez, Gustavo (1995). ¿Qué es la ciencia?, pág. 96. Pentalfa. Oviedo.

(3) FUNIBER. Gnoseología (Teoría de la ciencia), pág. 56. TOMO I.

(4) Medevedev, Zhores, Roy A. (2004). El Stalin desconocido. Editorial Crítica. Madrid.

Otra bibliografía y webgrafía

Consultado en internet 20:18, 26 de diciembre de 2023https://www.fgbueno.es/act/efo156.htm. David Alvargonzález. La clasificación de las ciencias. Conferencia presentada en la Fundación Gustavo Bueno el 15 de enero de 2018.

Kuhn, T.S. (1998). La estructura de las revoluciones científicas. Fondo de Cultura Económica. Barcelona.