Ciclo noetológico

Fecha: 17 febrero, 2024 por: dariomartinez

Teniendo en cuenta lo que se indica en el temario, escoja una institución y trate de analizarla noetológicamente según el ciclo noetológico. Puede ser una o más instituciones, siempre que no supere la extensión requerida.

Tim Noble&Sue Webster. Dirty white trash (with gulls),1998.

0.- Institución seleccionada. La escultura recogida más arriba. Ámbito del arte, no exento de racionalidad. Propuesta para la reflexión filosófica de futuros estudiantes universitarios de Asturias. Prueba piloto. Diseccionaremos el análisis en tres puntos, todos ellos interrelacionados, y ajustados a las tres etapas del ciclo noetológico (1). Intentaremos que la coherencia no se oscurezca ordenando geométricamente nuestras ideas.

1.- Los elementos son fenómenos muy sencillos de percibir, todos ellos están a la vista salvo uno. En los términos con los que se opera en esta obra de arte, en su relación premeditada, en su montaje,  hay un conjunto escultórico perfectamente identificable. Todo ello en la línea del mito de la caverna de Platón en la que se nos presenta invertida la línea de ascenso hacia la verdad desde el mundo de la opinión y la imaginación. El protagonismo de algo que podamos entender como verdadero ahora no son más que las sombras, lo aparente, lo humano diluido. En un primer plano dos gaviotas, gulls, animal común de zonas costeras y límites próximos del interior. Animal familiar, conocido por todos, con escaso impacto en nuestro devenir diario por ser simplemente habitual. Luchan por la existencia, por la comida ofrecida como despojo por nosotros los humanos.  Noetológicamente es la propuesta o proposición, es la selección puesta ante los otros por su autor. En ese primer plano y desde una perspectiva etológica y noetología se reconoce en los animales una capacidad racional, no exclusiva de la racionalidad institucional humana (2), se nos muestra una naturaleza indómita, con sus leyes impersonales, ajenas al orden de lo estrictamente humano. Son seres sensitivos, con un grado de racionalidad menos elevado que el humano, con voluntad pero incapaces de operar de modo prudente o sabio en el sentido de un hacer operatorio con útiles paridos por las técnicas o las tecnologías, sin lenguaje articulado y sin manos. Muestran lo no humano, lo no domesticado, son seres raciomorfos sin historia. Próximo y más al fondo una montaña de desechos derivados de las sociedades políticas humanas, dirty white trash, se deja entrever que supremacistas: blancas, heteropatriarcales, colonialistas, depredadoras, esclavistas, y por supuesto capitalistas. Predominan las latas de aluminio, los papeles y los plásticos, con lo que ello supone de tecnológico y científico, materiales elaborados a partir elementos tan comunes como el aluminio, la madera, y el petróleo, este último cada vez más escaso, de origen orgánico, contaminante, y núcleo abastecedor del tercer periodo revolucionario industrial y que de algún modo protagonizó todo el siglo XX (junto a la electricidad y la energía nuclear). Elemento esencial en disputa económica y política, o lucha a muerte entre estados en forma de biocenosis (¿serán estos representados por las dos gaviotas?). Pues bien, ese motón de basura apilada muestra el volumen de opulencia de una sociedad hoy ungida por la banalidad y troquelada por la ostentación, que en su dinámica de funcionamiento convierte a los consumidores en una clase universal extractiva de valor y capaz de agotar la naturaleza. Ahora bien, ¿quién puede, sin ser osado, hablar en nombre de la Humanidad? ¿O en nombre de la idea mito de Naturaleza?

Estamos en lo humano, en el plano de las relaciones interpersonales medidas por la sucia basura blanca, ahora una materia para nada despreciable por ser ella una fuente de energía que ha de ser aprovechada tecnológicamente por los países más avanzados, transformando lo eficaz por lo eficiente. Un tercer elemento, la imagen proyectada en el fondo. Noetológicamente de contraposición, a una realidad de despojos, se contrapone una realidad débil, ilusoria, banal, de felicidad satisfecha.  Sombra platónica, silueta del individuo satisfecho sometido al ocio estresante. Ideal castigado por la crítica política y filosófica, posmoderna y no posmoderna, pero dominante, con poder para ser el artificie de la nueva sociedad en marcha y opulenta de los países del primer mundo. De estas plurales fuentes inagotables de deseos hablaremos, trataremos más adelante sobre el nuevo individuo flotante. Un último elemento, el espectador de la obra de arte, sin él nada tiene sentido. Con el razonamiento noetológico se cierra el círculo, con la necesidad de una interpretación que resuelva el sentido del montaje escultórico, que en la medida de nuestras posibilidades permita corregir el error derivado de un proceso en el regressus hasta el final que ha de ser cancelado.  La obra de arte ha de atrapar al público, es su garantía de pervivencia, es su finis operantis. La obra de arte es ante alguien y de él hemos de intentar atrapar una interpretación, está en juego la magnitud de la obra, su finis operis, el llegar a ser un arte sustantivo autónomo que hable por sí sólo. Por cierto, no hay sol que represente a la verdad. Quizá la mejor forma de evitar vía descenso a lo aparente el temido rechazo grupal que pueda poner en riesgo nuestras vidas sea resignarse y renunciar a la geometrización de las ideas, en otras palabras: a la filosofía en sentido crítico. Pero, ¿cómo hacerlo, cómo descender, y que sea asumido y tolerado por la mayoría? ¿Tal vez anunciando una nueva realidad como totalidad y cuya única dimensión del ser es el lenguaje, el relato, el depósito ideal para todo tipo de discursos elevados con la levadura gris de algo tan fluido como los sentimientos, las pasiones, los deseos, lo más íntimo, lo único y original?

2.- Estamos aún en la caverna de Platón, pero no se agota en ella. También estamos en la cumbre de la sociedad capitalista y sin trabas. Pero de lo que se trata es de hacer también un tratamiento gnoseológico de regressus a las ideas últimas que otorgan significado al contenido global de la obra, hemos de explicar las causas de lo aparente, la naturaleza última de las sombras. Sin excluir el enfoque gnoseológico, el análisis noetológico da sus frutos pero no agota los tratamientos posibles de la obra de arte (3). Hemos de ser transductores de la obra de arte, interpretes para otros, darle su sentido inacabado. El mundo en marcha es el mundo que vemos, es el único mundo. No hay dioses, no hay verdad, fin de la metafísica en palabras de un Nietzsche encolerizado y encargado en su Gaya ciencia (125) de asesinar a Dios y anunciarlo al conjunto de aquellos superhombres que tengan oídos para oír que hemos roto las cadenas de la servidumbre. Lo real es lucha por la vida, lo bueno es lo fuerte.

Los saberes humanos, los saberes operatorios humanos, transforman la realidad, la alteran. Lo natural resulta ser infecto, no se puede entender como unidad, es físico y a la vez es humano, es impersonal y a la vez es personal; hay grados, es complejo, y lo que resulta más difícil de diagnosticar por ser inagotable es el ser humano. Ahora bien, se produce la inversión teológica. Dios es neutralizado, pero no sus ideales, del cielo pasan a la tierra. De las virtudes cardinales, se pasa a los valores humanos, de la fe, la esperanza y la caridad, se pasa a la igualdad, la libertad y la solidaridad. Los nuevos valores dominantes son coordinadores, no se sabe bien si organizan las partes y las subpartes como premisas o como conclusiones de un conglomerado tan complejo como es el del ovillo formado por la ética individual, la moral de grupo, y la política de Estado, fines de un proyecto colectivo práctico en equilibrio con la naturaleza.  La obra de arte sirve como vehículo de ideas, se torna fetiche, su contenido material se eleva, se personaliza, y el resultado es un hacer racional capaz de trasladar un mensaje con fuerte carga ideológica, política y por qué no: pedagógica. Nos dice que los ideales se hacen carne (progressus, de las ideas a lo mundano), pero no en la figura humana y divina de Cristo, sino en nosotros, en cada uno de los que somos, existimos, yoes uniformados, comunes, repetidos hasta la saciedad, sombras de reflexión, fin de la filosofía en sentido académico de raíz griega. Solos y mal acompañados, incapaces de discernir entre verdad y mentira, entre realidad y ficción, necesidad y posibilidad, existencia e inexistencia. Individuo flotante, sin norte, sin proyecto compartido, que vive feliz en un mundo de despojos, despreocupado y sobre todo desquiciado al mostrar por cierto lo que no es más que una libertad esclava, perversa, que otorga una responsabilidad máxima para poder alcanzar la fama, el reconocimiento de los que sólo son puros desconocidos, pero que también concede la culpa única del fracaso. No intentar fraguar una coexistencia más sólida, apuntalar la individualidad sólo produce hiperreflexión, remolinos de dudas sin solución, desordenes en forma de angustias y depresiones. Lo normal es lo caótico y falso. Es el triunfo de lo irracional racionalmente construido, del romanticismo alemán e idealista que choca inexorablemente contra la terca realidad. La obra ofrece una imagen pero no quiere dar soluciones, desenmascarar la realidad. El ideal gana. El ser es lo percibido, ya no hay nexos causales que permitan dar cuenta de lo trascendental desde lo accesible por nuestros sentidos.

La vida de cada uno corre el riesgo de ser incompatible con la realidad.  Cincelado con las nuevas tecnologías de la comunicación. Only togheter, aislados y a la vez mal acompañados. La inmediatez el ring de la falsa disputa, de la falsa imagen, momento para la farsa. El yo original desparece, el personaje enmascarado se ofrece para ser visto y aceptado como lo que no es.  En el barullo, en el caos de la mentira, de la pose construida para satisfacer al otro que no se sabe quién es (sombras) uno se convierte en un despojo, no llegan los likes deseados. El orden ahora romántico y caótico, sin sentido y mayoritario, crece, se convierte en una montaña de mentiras aceptadas (ahora también se llaman «cambios de opinión»), es la energía necesaria para que la apariencia perdure y se convierta en una nueva realidad, virtual, pero adictiva. Resultamos estar solos, siameses unidos en el desconocimiento del otro. Coexistencia sin el otro por desconocido. No nos enriquecemos, nos hacemos más infantiles. No somos mejores ciudadanos, y menos personas, nos empequeñecemos en el engolfado ser depredador y egoísta que no es otro que el del consumidor feliz. Aparecen las amenazas. El desorden triunfa, nuestra hiperreflexión crece, desatendemos lo cotidiano, no sabemos solventar los retos cotidianos de la vida. Nos angustiamos, nos deprimimos, nos suicidamos. Un relato sí, pero ajustado a lo representado a través de una arte poético como el de la escultura, sin tiempo, sin narración, sin historia que no sea la del espectador interesado, de no ser así, un mero artefacto decorativo.

3.- No hay creación artística, hay construcción racional a partir de los materiales dados en la misma realidad. El arte es una hacer que parte de un ejercicio reflexivo del mundus aspectabilis, y es así porque es obligado explorarlo, analizarlo, y una vez hecho y sin comprometernos con la verdad ni con la utilidad (el arte no es ciencia y no es tecnología), el autor libremente da un giro, altera lo dado, lo combina introduciendo nexos no siempre obligados, ni causales ni sinalógicos,  produciendo así un objeto que pretende ser un artefacto que perdure en el tiempo.

La obra de arte puede ser la excusa perfecta para un buen comienzo en el horizonte de la interrogación sin clausura, del análisis de las contradicciones que se nos ofrecen para la interpretación dialéctica (4) que desemboca en un límite contradictorio que no es otro que el fin de los recursos, su agotamiento por satisfacción de los deseos individuales más espurios, dinámica perversa que lleva a la aniquilación del planeta y con él de la vida humana. Proceso dialéctico en catástasis que ha de evitar la incompatibilidad con la existencia en el regressus: «Porque el desarrollo de los diversos procesos dialécticos, según una ley de identidad, son tales que conducen o desembocan, como en el caso de la anástasis, en un límite contradictorio. En una configuración contradictoria en sí misma. Lo que obligará, necesariamente, a la detención del proceso dialéctico o incluso al regreso a situaciones previas, con el fin de evitar la contradicción o incompatibilidad» (5). La necesidad vital, ya no sólo política, de detener el proceso de consumo pletórico sin límites propio de la infinidad de voluntades individuales exige un compromiso ineludible con la novedad ideológica y políticamente dominante del cambio climático, o de otro modo y de la mano de las nuevas agendas venideras (2030): exige luchar por preservar no sólo la sociedad política concreta de cada estado-nación sino la del conjunto de la humanidad.

NOTAS

  • FUNIBER, TOMO 1. Noetología, La estructura del ciclo noetológico, págs. 40-55.
  • FUNIBER, cit. pág. 53.
  • FUNIBER, cit. pág. 54.
  • «Zenón ha demostrado que la Metafísica pitagórica, desarrollada racionalmente, conduce a consecuencias absolutamente inadmisibles (es decir, que Aquiles no alcanza racionalmente a la tortuga): el concepto de razón pitagórica se desploma». Metafísica. Capítulo Tercero, &5, pág. 274. Con la noetología las aporías insalvables de la razón ordenada desde principios lapidarios, absolutos y monistas, son superadas.
  • FUNIBER, cit., pág. 78

Bibliografía

Alvargonzález, David, La idea de artes sustantivas https://www.fgbueno.es/act/efo221.htm. Consultado el 02 de enero de 2024.

Bueno, Gustavo (1974), Metafísica, págs.238-275. Ed. Pentalfa, Oviedo.

Sobre la idea de dialéctica, https://www.youtube.com/watch?v=0B6wy3yEUn8. Consultado el 13 de enero de 2024. Tesela 13.

Sobre las figuras de la dialéctica, Tesela 14 https://www.youtube.com/watch?v=-j71NmbSKUE. Consultado el 14 de enero de 2024.

– Platón. Diálogos IV. República. Libro VII, Págs. 343-382. Gredos. Barecelona. 2000.

– Pérez Álvarez, Marino (2023). El individuo flotante. La muchedumbre solitario en los tiempos de las redes sociales. Deusto. Barcelona.

 

 

Sobre la racionalidad humana institucional

Fecha: por: dariomartinez

DE LA NOETOLOGÍA

1.-  ¿Por qué la racionalidad humana es institucional?

La respuesta ha de ser directa, ha de permitir cribar posibles interpretaciones que conduzcan a aporías insalvables. Es institucionalizada porque nos distancia de los animales (1). No se niega la condición zoológica previa, evolutiva, derivada de los primates precursores del hombre en tanto que animal racional aunque por ser su hacer, y ser su ser, transgenérico, institucionalizado, y ya no sólo a nivel intrasubjetivo, si se quiere, espiritual, inteligente o trascendental en tanto que ser que mantiene relaciones desiguales con entidades no humanas y reales, con voluntad, con capacidad proléptica, es decir animales linneanos propositivos y sin lenguaje articulado, sino que también por su condición social y objetual. El hombre es en tanto que ser actuante, que hace como agere y como facere, que emplea técnicas de las que su racionalidad no se puede desligar. Los contenidos como resultado de su ser inteligente son ellos mismos contenidos racionales. Las instituciones, que van más allá de las ceremonias y las engloban, son también racionales por ser objetuales, materiales, corpóreas: “[p]or lo que la racionalidad de las instituciones no habrá que adscribirla solo a las conductas racionales de los sujetos o de los sujetos en tanto sujetos sociales, a la cultura subjetiva, sino que también habrá que extender la racionalidad institucional al campo de la cultura objetiva” (2). En el ámbito del espacio antropológico la racionalidad humana institucional también está presente en el eje radial.  Las instituciones permiten explicar la cultura humana. Adentrémonos en el núcleo del asunto que estamos tratando a nivel noetológico con un ejemplo familiar.

Un peluche. Es un juguete infantil de uso generalizado entre los más pequeños. Su miedo a la soledad los compromete con su compañía, especialmente nocturna. No solo activa sus destrezas emocionales, facilita además la salud de un sueño que en edades tempranas es vital para su desarrollo cognitivo. Es el resultado de una racionalidad conductual y social. La impronta de los peluches en la infancia y su validez como juguete amigo y tranquilizador de los niños no es sólo una cuestión social compartida, no es sólo un asunto en conocimiento de los más expertos pediatras y por tanto un saber exclusivo de élites académicas. Con el peluche el niño crea un vínculo afectivo muy estrecho, diríamos casi íntimo. Comparte espacio, comparte sueños, comparte momentos lúdicos, de juego. Es identificado, fragua un yo que es en tanto que tiene, posee, algo que le es propio. Germina su personalidad. Su ser es coexistir con alguien que no es él. La soledad se neutraliza. El peluche adquiere una categoría especial, diferente. Toma importancia, se le da nombre, se le habla, se mantienen relaciones afectivas reales, dominadas por la ficción, por la imaginación del niño, pero eficaces. Coordinarán varias etapas de su desarrollo y servirán de control de sus miedos nocturnos. Pero si el peluche es una institución es porque es corpóreo, siendo corpóreo, es manipulable, se opera con él, se juega, se viste, se coloca en lugares privilegiados, se convierte en fetiche, y lo es no sólo porque tiene algo de trascendente, de personalidad, de inteligente al otorgarle voluntad y dotarle de palabra (v.g. uso por parte del niño en muchas ocasiones de una voz en falsete, sabe que es él porque no es el otro, no es su peluche), sino porque es un contenido corpóreo, fruto de un ensamblaje preciso, que le otorga formas muchas de las veces animales, suaves, redondeadas, maleables, flexibles, ligeras, accesible a las manos del menor por ser su tamaño adecuado a su edad. Insistimos, es un fetiche porque es corpóreo, objetual, extrasomático, es por tanto una realidad ontológica primaria, tridimensional. Se diviniza al otorgarle atributos inteligentes humanos, al dotarlo de modo fingido de personalidad, al convertirlo en un objeto personal. Luego podemos predicar del peluche racionalidad y es su condición de institución la que nos permite a su vez y con sentido hablar de racionalidad en el niño. Obviar la importancia en la infancia de los muñecos que acompañan a los niños, tratarlos desde una óptica etic como objetos inertes vacíos de personalidad, abordarlos con sentido sólo desde la institución conductual o social del niño y la familia sólo puede ser resultado de un enfoque miope y dominado por prejuicios iluminadores, a la vez que perturbadores y confusos, derivados del dualismo cartesiano (3).

2.- ¿Consideras que el ciclo noetológico también puede explicar las conductas raciomorfas de los animales aunque los animales no tienen racionalidad institucional?

Con bisturí de maestro del cine, con un escrupuloso dominio de las técnicas del séptimo arte, Kubrick en su obra maestra 2001 una odisea del espacio adecúa su narración a un acontecimiento sucedido hace, por lo que los estudios paleoantropólogos más serios nos dicen, unos 3,5 millones años. Nos vamos a un momento que se ajusta muy bien al origen de la racionalidad institucional humana, a nuestro distanciamiento de lo estrictamente animal. Está cargado de información: hábitat semidesértico, reducido aporte energético e hídrico, persistente invariabilidad, y lucha por la vida como condición necesaria.

Primer momento del ciclo noetológico, posición o proposición. Es un acto de criba, de selección, segrega en un conjunto o totalidad atributiva de huesos cuál pueda ser más útil para un objetivo que está por definir y que es ocultado al espectador. En este entorno difícil y para nada domesticado se hallan nuestros protagonistas; presenta a un grupo de prehumanos en una situación rutinaria de acopio de alimentos. La escena comienza a centrarse en uno de los miembros del grupo, Kubrick la ejecuta dilatando el tiempo. La narración es elevada por la imagen y por la música. Su actitud deja de ser cotidiana, se antoja reflexiva, es acompaña de un intencionado movimiento de manos, se dirige hacia un objeto próximo, segundo momento del ciclo noetológico o de contraposición.  Se privilegia un resto óseo de animal que presenta la peculiaridad de ser alargado, pesado, y abarcable manualmente. Así se intenta resolver la identidad proyectada en un primer momento que se nos había ocultado. El movimiento de mano, brazo y cuerpo ha de ser coordinado, es para ello necesaria una condición motora desarrollada. Su capacidad prensil, gracias a la superposición de los dedos pulgar y meñique, se pone en marcha, tercer momento del ciclo noetológico de resolución o recomposición; los efectos son inmediatos, la fuerza que se puede desprender de su objeto-puño es notablemente superior a su sola fuerza manual, la evidencia se repite y confirma en varias ocasiones. Es así resuelta la identidad proyectada en un primer momento.

Con la parcela de trama narrada a través del cine vemos que en el origen prehumano ya hubo racionalidad. Como animales muchas de nuestras conductas eran racionales, éramos seres raciomorfos. Los objetos resultantes de nuestro operar inteligente siendo racionales, siendo obra de seres raciomorfos, con cultura tal y como hoy nos revelan los estudios etológicos, no eran institucionales. No lo eran por la ausencia de técnica, de manipulación. Hablamos de objetos, no herramientas o artefactos modificados en su diseño de forma inteligente. No hay una identidad morfológica que se recupere como punto de partida, y no la hay por ser una materia informe, no manipulada. No hay artefacto que recuperar racionalmente, es un contenido material vacío de transformaciones operatorias recurrentes de acuerdo con el ciclo noetológico. Ahora bien, dicho contenido objetual, usado y no manipulado, proyecta en el grupo y frente a terceros un modo de articular la existencia nueva, una realidad social diferente, más compleja, más exigente y más apta para la vida, permitiendo así dominar en situaciones de conflicto a otros grupos. De dicha dialéctica surgen transformaciones evolutivas de tipo biológico como puedan ser las cerebrales, mayor volumen craneal, bipedestación o liberación de las manos, se dejarán de apoyar los nudillos para caminar, o modificaciones en las manos que permitirán un mayor grado de destreza, de manipulación de diferentes contenidos corpóreos que a medida que formen parte de la existencia humana irán permitiendo entender su proceso evolutivo, su desarrollo intelectual, cultural, en definitiva de adaptación a la vida como cultura esta vez propiamente humana, es decir institucionalizada, normalizada, repetible, manipulada y con impronta axiológica al dirigirse hacia nuevos modelos de conducta que se pueden asumir o rechazar (4). El cambio gnoseológico de una antropología zoológica a una antropología cultural irá vinculado necesariamente a este desarrollo institucional. La protoinstitución objetual hueso no modificado y empleado como arma frente a otro grupo o tribu implica poder entender que las relaciones del grupo de prehomínidos cambia, la relación con otros grupos de la misma especie en la lucha por los recursos de subsistencia será a partir de ahora conflictiva, de lucha a muerte, o de cooperación con un propósito compartido. Ahora la asimetría entre los prehomínidos capaces de controlar un hueso como objeto corpóreo capaz de poder matar, servirá como útil de defensa y de ataque, acentuándose así las diferencias. De este modo aumentará la asimetría entre ellos con respecto a los animales de diferente especie que coexisten en el mismo entorno y cuyo telos no es otro que la supervivencia. Los animales serán fuente de energía para el mantenimiento de la vida y serán objetivo de caza, de depredación. Serán en su doble naturaleza, y ya en el eje angular del espacio antropológico seres numinosos, seres con figura no humana. Pero debemos subrayar que también hubo seres con figura humana y extraños para el grupo, y por tanto diferentes, numinosos, y en muchos casos buenos para comer. El canibalismo habrá de entenderse como una institución. Los restos manipulados, la extracción del tuétano, la trituración de sus partes más duras y la ingesta de la carne son testimonios de nuestro pasado, reliquias antropológicas que no se pueden eludir, reliquias tratadas desde una perspectiva distributiva de las instituciones, cíclicas, reproducibles y que están fuera de la historia o si acaso pueden aflorar puntualmente, en el marco de un episodio aislado de supèrviviencia extrema y sin alternativa, en el marco humano civilizatorio como rasgos propios de la condición etológica humana, es decir bárbara o salvaje.

Corolario

Con el ciclo noetológico podemos explicar las conductas raciomorfas de los animales aunque en su hacer no haya contenidos objetuales institucionalizados, ahora bien, con sus conductas raciomorfas ellos no pueden ni siquiera explicar las conductas institucionalizadas más elementales de la cultura humana. Como nos dice Gustavo Bueno: «A ningún primate, que se sepa, a ningún pitecántropo, a ningún antecessor, se le ha ocurrido poner los huesos de los pitecántropos o de los antecessor formando una serie ósea evolutiva». (5)

Notas

(1)      “Suponemos que la cultura humana es transgenérica respecto de las culturas de los homínidas precursores (chimpancés y australopitecos). Y lo es porque la cultura humana facilita a los hombres una plataforma tal que les permitirá verse en cuanto sujetos corpóreos, y sin dejar de serlo, a distancia de los primates […] Esta es la nueva plataforma humana, una plataforma que no está edificada sobre una previa conciencia, puesto que es esta conciencia la que se forma en el mimos proceso de ordenación de las series óseas (o de otras similares)”. Bueno, Gustavo (2005). Ensayo de un teoría antropológica de las instituciones, págs. 5-6. El Basilisco, 2ª Época, nº 37. Oviedo.

(2)      FUNIBER. Tomo I. Noetología, pág. 36.

(3)      FUNIBER, op. cit. pág. 16.

(4)      FUNIBER, op.cit. págs. 37-40.

(5)      Bueno, Gustavo: Ensayo de…., op. cit., pág. 6.

Bibliografía

–          Bueno, Gustavo (2005). Ensayo de un teoría antropológica de las instituciones. El Basilisco, 2ª Época, nº 37. Oviedo.

–          Instituciones. Tesela 12.

. Consultado el 05 de febrero de 2024.

–          Luís Carlos Martín Jiménez. Núcleo y síntesis del materialismo filosófico. 21 de julio de 2022. Encuentros de filosofía en Santo Domingo de la Calzada  https://www.fgbueno.es/act/sdc2022.htm. Consultado el 04 de febrero de 2024