Del mito, de la idea de mapamundi como mito
Fecha: 18 agosto, 2024 por: dariomartinez
1.- ¿Qué es un mito?
Pregunta de tradición socrática. Exige precisión y por tanto un discurso breve. En los diálogos nos decía Platón por boca de Sócrates que había momentos para el tratamiento del asunto que exigen concreción y otros más confusos que pueden sugerir un discurso más extenso. Ahora es el momento para la concreción.
Por mito entendemos discurso que apoyado en reliquias y relatos, en contenidos fenoménicos, de ahí su fulcro de verdad y racionalidad ineludible, no brotan de la nada sino que son “una reorganización analógica a través de una institución”, construyen un nuevo relato que sirve de vehículo de ideas, que se dirige a los sentimientos, al corazón, que pretende atrapar a los potenciales receptores, y de esta forma trasladarle la ideología dominante; servirá como elemento cohesionador de naturaleza política, ideológica o educativa. Se puede perfectamente valer del arte, sólo ha de ser verosímil, no es una ciencia, pero puede agrupar en un proyecto común. No trabaja con conceptos, no exige ser demostrado, es inverificable, sí configurado para ser aceptad, perdurar y organizar un grupo, que con un discurso universal, quizá más que el de la Historia nos decía Aristóteles, pueda fraguar una cosmovisión que sirva a los intereses de un imperio, a la perpetuación de su Eutaxia. Luego cuenta con su lógica interna, obedece a principios que lo organizan de forma racional, se orienta a un fin, ha de ser pragmático, resultar eficaz al normativizar unos comportamientos y prohibir otros. No es argumentativo, no es discurso apodíctico, es emotivo, puede estar organizado, sistematizado por nexos personales, no por leyes impersonales, y pueden dividirse como tales mitos, y siguiendo la propuesta del materialismo filosófico de Bueno, en luminosos o esclarecedores, oscuros y finalmente claroscuros con tramos tanto luminosos como tenebrosos. .
Desafortunadamente, y este es un añadido que quizá vaya más allá de la cuestión, los mitos dominantes en España (que no es un mito frente al mito negro legendario mayoritario) son especialmente nocivos, y lo son porque lo que buscan no es la cohesión, la participación en conjunto, con sus discrepancias, de un proyecto compartido, sino que los mitos, racionalmente construidos, socaban a la nación española, la fragmentan a favor de intereses particulares que obedecen a ideales y proyectos políticos de terceras naciones o grupos de poder. Luego participar de dichos mitos oscuros, corrosivos, que debilitan e incluso trituran la unidad de todo un estado, hace de sus colaboradores jugar el papel de tontos útiles; las consecuencias perversas de dicha aceptación no sólo disuelven la libertad de los sujetos pasivos, no agentes, sino que disuelven la potencia, la realidad, la capacidad del conjunto. Como nos dice Navarro Crego: «Sin embargo sí puede suceder, como en el caso de España, que eso que se llama “memoria histórica” tenga más de mala Poesía que de buena Historia» (2016, 184), es decir, y a propósito de lo ya sugerido más arriba, que tenga más de distáxica que de eutáxica, y lo peor: que se promueva desde los poderes nucleares del Estado.
2.- ¿En qué sentido podemos decir que la Idea de mapamundi es mítica?
No en un sentido de pura irracionalidad, como antesala de la racionalidad, fin del mito. Es mítica porque un mapa ha de presentar relaciones aliorelativas, no es reflexivo y no se puede autorepresentar, pero si nos quedamos aquí la idea de mapamundi sería un mito oscuro. Debemos reconocer sus límites y entender que es análogo, no unívoco, no representa la realidad, la totalidad del Universo, porque dicho contenido no puede estar previamente seleccionado, y no lo puede estar porque es inagotable, plural, infinito, cuenta con inconmensurabilidades, discontinuidades (symploké) y en esa realidad cambiante está inmerso el mismo sujeto operatorio, el ego trascendental (E), no podemos instalarnos en la convexidad de lo real, estar fuera para seleccionarlo, fijar sus límites y representarlo (el famoso grabado del astrónomo Flammarion). El mapamundi “está definiendo el territorio al que nos dirige, porque se presenta como una definición de la omnitudo realitatis” (1). Y este criterio ontológico exige un compromiso filosófico con la verdad y es que la realidad M (ontología general, idea crítica negativa) no se agota en el mundo, en el mundus adspectabilis, en la ontología especial (Mi) en la que está inmerso el ego trascendental (E). Las acciones de los sujetos están en el mundo, el mundo es en este sentido antrópico. Siempre habrá franjas de la realidad sin conocer, y cada mapamundi será un mapa del mundo histórico, construido por un ego trascendental pero no como conciencia del mundo, sino como conciencia lógica que construye el mapa del Mundo (2). Para no caer en mitos oscuros hemos de ser críticos con otras propuestas sistemáticas y filosóficas, y es así que el materialismo filosófico ha de conocer y triturar otros sistemas construidos como conciencias del mundo, como totalizaciones idealistas que en el espíritu absoluto veían la realización final de la existencia de Dios. El intento de Hegel de reducir a la nada la ontología general, agotarla en el mundus adspectabilis, abrir la posibilidad a poder dar cuenta del conjunto de la realidad es un intento metafísico monista. Desde el materialismo filosófico hemos de domatizarlo para identificar sus contenidos no luminosos, incluso perversos. No se puede identificar M con Mi ya que en la misma concavidad de la realidad está su demiurgo. No podemos escapar de ella. El sujeto trascendental en función de los límites cambiantes e inagotables de M hace permanentes regressus a Mi y así organiza el mundo finito sin acudir a demiurgos divinos, construyendo un mundo antrópico.
En fin, vamos construyendo nuevos mapas, ampliando la realidad, como el sapo de la fábula que sale del pozo y entiende que la realidad de lo que es va más allá de su mundo cotidiano, alcanza, por el momento, los muros del convento.
Notas
(1). FUNIBER, TOMO IV. Aproximación a la idea de mapamundi, pág. 112.
(2) Op. cit. pág. 117.
Bibilografía
- Bueno, Gustavo (2016). El Ego Trascendental. Introducción, pág. 15-29. Pentalfa. Oviedo.
- Bueno, Gustavo (2012). El mapa como institución de lo imposible. El Catoblepas, número 12, pág. 2. Enlace web: https://nodulo.org/ec/2012/n126p02.htm.
- (1978) Ensayo de una teoría antropológica de las instituciones. El Basilisco (Primera época), número 5, págs. 8-37.
- TOMO III. Aproximación a la idea de Mapamundi.
- García Sierra, Pelayo (2000). Diccionario filosófico. Prólogo, págs. 9-19. Pentalfa. Oviedo.
- Navarro Crego, Miguel Ángel (2016). El Westerm y la Poética. A propósito del Renacido y otros ensayos. Pentalfa. Oviedo.
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