Del proyecto de una España federal
Fecha: 17 abril, 2019 por: dariomartinez
No sólo es noticia, constituye parte esencial del programa político con el que se presentan los socialistas de Pedro Sánchez a las elecciones del 28 de abril. El asunto no es baladí. Recuerdo que en los años 30 del siglo pasado y previo inicio de la trágica Guerra Civil española, el ilustre diputado y filósofo Ortega y Gasset destacaba que uno de los grandes problemas de nuestro país, junto a la necesaria y eficaz reforma agraria, era el relacionado con la estructura de nuestro Estado. En el federalismo intuía un problema grave de fondo: su fuerza centrífuga y fragmentaria localizada especialmente en las periferias de nuestro territorio, destacaba en concreto el caso de Cataluña en donde la presencia del Estado como garante del bienestar de sus ciudadanos y su seguridad era prácticamente nula. Preveía que nos arrastraría a un enfrentamiento violento. No saber sobrellevar el problema de los nacionalismos era un riesgo que prudentemente todo buen gobernante debía evitar. Todos lo oyeron, pocos lo escucharon.
Junto al federalismo coexistía un nacionalismo de fondo que las izquierdas del momento, especialmente divididas, no sabían afrontar, y no sabían porque no habían incorporado en un sentido preciso la necesaria cohesión de España como mecanismo que permitiese garantizar los desequilibrios de clase y territoriales de la época. Así las luchas internas, los rencores, eran un violento hábito que se presentaba como fenómeno asumido por las masas enfrentadas. O nosotros o ellos, el ejercicio del poder se transformaba en un ejercicio de revancha frente al rival.
Volviendo a nuestro presente en marcha. Toda constitución federal de un Estado tal y como propone el partido de Pedro Sánchez no puede obviar que ha de darse como resultado de un proceso de cesión de autonomía, de cotas de poder de los diferentes territorios de España a favor de un proyecto político común que deje en un segundo plano las diferencias nacionales de raíz étnica, entendidas estas como identidades y como principios motores de un programa desvertebrador de nuestra actual nación política. Este fue el caso de estados federales como EE.UU., Alemania o Rusia en donde las soberanías étnicas y particulares cedieron en favor de una soberanía nacional más integradora y potente frente a terceros.
De no entenderlo así se corre el riesgo de que creemos un Estado con futuro incierto cuando no fallido. Crear una Unión Monárquica de Repúblicas Capitalistas es un sinsentido, el problema es que dicha idea confusa parida innecesariamente y sin un Sócrates por todos reconocido que la socave con buenos argumentos puede resultar nefasta para nuestro futuro, y lo digo porque puede dar lugar a un proceso imparable de implosión. Ejemplos históricos ya los hemos tenido.
Finalmente, son muchos los que, sin militar en ningún partido y siendo críticos con la deriva posmoderna y nacionalista de las izquierdas de hoy, alertan del error que supone el que no haya un partido de izquierdas que apueste por una nación política (no étnica) como España que oriente su rumbo a satisfacer las necesidades del conjunto de sus ciudadanos y al fomento de sus libertades en forma de capacidades individuales, todo ello sabiendo problemáticamente conjugar la justicia social con la justicia política. Así con espíritu deportivo estaremos en condiciones de poder competir de tú a tú, sin debilitarse internamente, con nuestros más prósperos vecinos europeos. En este sentido la incomparecencia de la izquierda deja un espacio vacío que tal vez se diluya y sea ocupado con el voto a alguna de las derechas, con el voto en blanco o con la abstención. Quizá muchos de estos potenciales electores son los detectados e identificados en las encuestas demoscópicas como indecisos.
https://mas.lne.es/cartasdeloslectores/carta/34181/proyecto-espana-federal.html
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