Ética moral y política. Dos respuestas, un comentario

Fecha: 13 abril, 2024 por: dariomartinez

1. ¿En qué medida es posible una reflexión de segundo grado de la moral?

2. ¿Puede ser útil una reflexión de segundo grado sobre la moralidad para nuestro día a día?

Analizaremos cada una de las cuestiones disociándolas pero no separándolas. Se plantean problemas que han de ser resueltos obligatoriamente desde una toma de partido, frente a otras opciones, en una relación de tensión dialéctica entreverada que dará sentido a la opción elegida. Entenderemos moralidad en un sentido lato, en primer lugar incluyendo de este modo la ética, es decir al individuo, al sujeto operatorio proléptico y tratado en un sentido distributivo, en cada uno de nosotros está el todo, a no ser que hablemos de individuos que por enfermedad, edad, o actos ajenos a las normas mínimas exigidas de convivencia y por tanto victoriosas, sociales e históricas, dadas in media res, estén fuera de toda conducta ética y de toda reflexión ética, o sea excluyendo a los «imbéciles morales» (1), en segundo lugar incluyendo la moral, ahora el individuo o sujeto operatorio corpóreo será entendido atributivamente, como parte material (no formal) de un grupo o clase con sus normas con capacidad de obligar (heterónomas) a favor del mantenimiento o preservación del grupo, y por último la política con su derecho positivo, con capacidad de obligar y cuyo ejercicio habrá de dirigirse al mantenimiento, fortaleza y estabilidad del Estado, poder que será ejercido desde la capa conjuntiva y de arriba a abajo. Luego la filosofía moral será un saber por de pronto problemático por la abundancia y la pluralidad de asuntos, algunos de ellos inconmensurables, se evita así caer en la tentación monista de un sujeto universal y trascendental de corte espiritual, sin cuerpo, puramente formal como el de Kant.

No será una reflexión sobre la conducta humana entendida de modo prescriptivo, no será una ética o ciencia que analice las conductas morales, no será una ciencia ética entendida como artista de la moral y de la conducta mundana (2). No será entendida como un saber de especialistas, gnósticos, académicos ajenos por neutralidad axiológica al embrollo moral objeto de análisis capaces desde su pedestal de clarividencia de desvelar la verdad esencial y no entendida por parte de los agentes prácticos en su relación con los demás, moral ésta antrópica.  Y si es entendida  en su relación con la Biosfera (3), con lo anantrópico, con su praxis ecologista más o menos verdadera, buena o mala, estará el sujeto ético agente obligado a entender lo inerte, lo impersonal, o con voluntad y sin lenguaje articulado, en su diversidad  como sujetos éticos pacientes, a los que otorgaremos derechos, pero no por sí mismos frente a la ética sin fronteras ecologista actual,  sino por ser su protección dirigida a la recurrencia de la vida humana, a su mantenimiento y a su fortalecimiento.  Se admitirá por tanto como principio ético en este caso la maleficencia con ciertos animales y vegetales dirigida a la alimentación a la cura de enfermedades (4).

La filosofía moral como saber de segundo grado será necesaria porque su hacer es un deshacer crítico, sistemático, gobernado por la prudencia. Su fin, en tanto que saber práctico, coordinará la reflexión, y la dirigirá contra los prejuicios, contra las conductas que atenten contra la vida individual corpórea, operativa y racional institucional, de forma gratuita, caprichosa, o que pongan en riesgo la vida de un grupo, de la existencia y estabilidad de la sociedad política, del Estado, contorno organizado en el dintorno de la ciudad (núcleo y esencia de la política). Se sistematizará frente a los dogmas, los principios sólo conocidos por iluminados, y será un razonamiento catártico porque contará con los materiales comunes a todo hombre para emitir los juicios más prudentes posibles y capaces de triturar el error. No será un saber filosófico, contará con la filosofía, no será un saber científico, contará con él, pero será una saber moral humano de segundo grado que necesariamente habrá de contar con los juicios morales y las conductas morales de los otros (emic), reconociendo el punto de vista distante y obligado del que ha de reflexionar con rigor sin adherirse a ningún doctrinario (etic). Triturar prejuicios, demoler opiniones infundadas, poderosas, fuertes, dominantes, no por ello perversas, será el propósito más firme para construir juicios del entendimiento, que dobleguen los sentimientos, y faciliten la acción más útil posible. Demolerlos por ser fuente de conductas perversas, capaces de habilitar al que se los cree, sin esfuerzo y sin crítica, al uso sin límites de la violencia sobre el que no participa del ideario. Una ética formalista, una ética positivista o una ética materialista moral primogenérica, pueden desembocar en tragedia (5). Debilitar su coherencia, mostrar el error en sus principios es una cuestión de fortaleza ética, de reflexión de segundo grado imprescindible.

Su utilidad ha de mostrarse. Atendiendo directamente a la segunda de las cuestiones planteadas. In media res, presente en marcha, de máxima actualidad. Vinicius denuncia con lágrimas el acoso racista que sufre en diversos campos de fútbol españoles y en las calles de la ciudad de Madrid con muñecos colgados de puentes con la figura del jugador. Con su acto llega a más público. Es portada en todo el mundo deportivo y no deportivo. Es famoso, y su buen hacer como futbolista trasciende lo local, desde sus primeros partidos como niño a sus actuaciones deportivas más destacadas en el terreno más exigente de la élite del fútbol (6). Es un jugador de éxito reconocido por todos.

Hecha la presentación, dirijamos nuestra reflexión moral a lo sucedido. Tres frentes de valoración, disociados que no separados. Seré breve. Por partes, desde el enfoque ético hasta el político. Como ciudadanos de un país que compartimos porque es en el que vivimos, es parte ineludible de nuestro día a día, es una realidad histórica y social, dada pues a posteriori, que nos trasciende y nos engloba.

A:- Valoración ética. La filosofía moral como saber de segundo grado. El racismo es un doctrinario irracional, asocia la naturaleza genética, en una relación causa-efecto binaria (más allá del marco histórico y social en marcha que atraviesa cada una de nuestras acciones), a la inteligencia, a las conductas morales y a la condición física. El ser humano es visto a un nivel antropológico biológico o zoológico. Partiendo de este error el prejuicio vive y cobra fuerza si quien lo defiende lo cree. Dirigido sobre Vinicius lo que hace es debilitar su firmeza, no produce como efecto que sea mejor, no lo mejora como persona, no lo hace mejor jugador, lo que persigue es alterar su conducta, y con ello que su juego sea mejor controlado por sus rivales, sea más previsible y en límite que su conducta alterada sea fuente de acciones sancionadoras por no ajustarse a las normas del juego. La tensión y violencia verbales que sufre no hacen que su persona se enriquezca, simplemente la dañan, y si el vilipendio y las agresiones no van a más es porque se encuentra en una sociedad política con fuerza, de momento, suficiente como para evitarlo. Por tanto, degradar al otro, deshumanizarlo, trasladar su condición de persona del eje social de convivencia entre personas al eje radial del espacio antropológico, verlo como un ser cosa, salvaje («mono»), sin alma, permite reconocer la catadura moral de quien profiere dichos insultos, de quien los ampara, y de la triste realidad que se esconde en esos actos: en los campos de fútbol, entre los más fieles seguidores de los equipos rivales, hay un grado de impunidad en ejercicio que permite que los que nos tendría que ser más que un fenómeno individual pase a ser un fenómeno de grupo.

B.- Valoración moral. Vinicius como jugador del Real Madrid. Sin dejar atrás su persona, su individualidad, sin dejarle de lado, siendo él (pronombre personal), ahora lo trataremos dentro de un grupo, de un equipo. Análisis desde una perspectiva atributiva. Es un jugador de un equipo líder. De máximo prestigio mundial. En buena lid juega diversos torneos, liga española, champions, etc. Se enfrenta a otros rivales, todos quieren lo mismo, ganar, pero este resultado favorable pasa por la derrota del contrario. Es una dialéctica ineludible. Dentro del grupo la solidaridad de sus compañeros se dirige a Vinicius pero a la vez se enfrenta a sus rivales deportivos. Por desgracia muchos clubs españoles toleran acciones que van más allá de lo deportivo, muchas de estas acciones pueden dar sus frutos y no traer consecuencias deportivas, las entidades salen incólumes, son actos individuales, nada que ver con el club. La responsabilidad individual, los actos de energúmenos esclavos de sus pasiones, son ajenas a muchos de esos equipos que disputan cada punto en juego semana tras semana. Por tanto quebrar desde la grada el buen juego del Real Madrid puede dar buenos resultados deportivos para sus rivales. Por ello Vinicius solicita amparo del Real Madrid, del Comité de Árbitros y de la Liga de Fútbol Profesional, no ya como Vinicius sino como jugador que representa unos colores. Luego los insultos racistas se dirigen al colectivo de personas negras, y de ello e indirectamente se pueden aprovechar los competidores porque se dirigen además a un jugador de un equipo difícil de batir deportivamente dada su calidad colectiva contrastada por su sistema de juego y por el número de estrellas con un mismo objetivo coordinador: la victoria en todas las competiciones posibles y de mayor prestigio.

c.- Valoración política. Trasciende lo personal, supera lo estrictamente moral, se torna una cuestión política. El caso Vinicius se ha de incluir en la agenda política española. Los países vecinos y rivales muestran su interés, juegan sus bazas, es una biocenosis política. Se está trabajando en un documental con la compañía de comunicación más poderosa del mundo. De trasfondo el racismo en España y como problema asociado nuestra toma de partido interna y nuestra conducta de autoflagelación. Para corregir dicho dislate hemos de mirar al mundo anglosajón, paradigma de la tolerancia y de la lucha por la igualdad. España no logra acceder a Europa, siempre rezagada, cuando no también frugal. Un mal ejemplo, un contravalor ético, una lucha con mácula por la defensa de los Derechos Humanos. El dedo acusador externo evita la crítica. Si desde el exterior se dirige la lucha contra el racismo y se señala a España, quien capitanee dicha cruzada estará libre de pecado ¿Para qué la historia? ¿O para qué la historia verdadera? Mejor seguir alimentando la leyenda negra española (añado «española» para que todos lo entiendan el adjetivo sobra, nadie duda de a qué país nos referimos. Desgraciadamente). Pero para que esta sea la norma victoriosa, ajena a nuestra tradición pero fomentada por los llamados intelectuales del país y asumida desde cualquier programa educativo, dirigido más a la disgregación que  a la integración, es necesario revitalizarla con cierta frecuencia. No faltarán ministros que lo secunden, es decir que apoyen nuestro descrédito internacional, empezando por el de cultura que equipara los virreinatos americanos con el colonialismo belga en África suroccidental. Para ello nada mejor que un programa de olvido, de desmemoria colectiva, o de manipulación. Las razones, los hechos, los buenos argumentos caerán en saco roto. El mestizaje no se verá, la historia no colonizadora y sí de organización en virreinatos: Nueva España, Nueva Granada, Río de la Plata y Perú donde los ciudadanos gozaban de los mimos derechos que los ciudadanos de la península será eclipsado por la ideología dominante. El caso Vinicius ser entenderá como un caso más de la herencia racista española. El descrédito de España como nación política con una democracia homologada (y devaluada) en aumento, los motivos para los proyectos secesionistas en esta vorágine del error colectivo, del delirio, aupados a la inercia del desapego de lo compartido. Evitar la mezcla con lo llamado español una virtud, se consolidarán las lenguas propias como lenguas vernáculas, las lenguas habladas en territorio español que no sean el castellano, que por cierto facilita la Koiné, las lenguas madre así vistas y la dialéctica por su implantación territorial  verán en el castellano a una lengua impropia, degenerada, ausente del bien y de la verdad, impura, corroída. El mundo germano y anglosajón afianzarán su dominio, a la vez que ofreciendo disimuladamente la fragmentación de España convertirán al país desvertebrado en una suerte de tablero cada más dividido, de territorios más insignificantes, de ciudadanos enfrentados menos libres, pero por fin más felices al ser colmado su sentimiento de independencia. El ideal podrá a la realidad política, el caso Vinicius contribuirá aunque mínimamente al logro de dicho proyecto.

Además se comprueba la inoperancia de nuestras leyes. Son victoriosas pero son formales, sin capacidad de obligar. Vinicius se encuentra desprotegido, la lentitud de la justicia no le protege. Nuestras leyes son inoperantes. Las acciones contrarias a la ética, a la generosidad, al fortalecimiento del otro en tanto que persona  no reciben castigo, no hay consecuencias (7). Crece la impunidad, aumenta las conductas colectivas y públicas de desobediencia, luego lo peor de todo es que no hay perspectiva de que el mal generalizado, el racismo hacia la persona de Vinicius y hacia el jugador del Real Madrid sea anulado por otras normas que rectifiquen las anteriores por la sencilla razón derivada del no cumplimiento de las que ya existen y que no se acatan ni se asumen.

El buen hacer de Vinicius contribuye a la estabilidad del Estado, el fútbol es una importante fuente de ingresos y es una actividad deportiva que canaliza pasiones en los estadios, que ahorra por innecesario más gasto en policía y en recursos materiales para mantener el orden en los espacios públicos, nos los recordaba Gustavo Bueno citando a Napoleón «un cura me ahorra cien gendarmes»

Una última consideración, se detecta perfectamente una conducta racista como la de Vinicius, condenable pero se obvia la xenofobia contra lo español en muchos territorios de nuestro país. Y también se obvia por ejemplo, y fuera de nuestras fronteras, que muchos españoles que residen es Estados Unidos son identificados por su raza, y así mejor responder que uno es caucásico que hispano. ¿Si no tiene importancia, nos decía Roca Barea en uno de sus libros contra la leyenda negra, porque no es oportuno decir que eres hispano y no caucásico?

Notas

(1)    «“Todo el mundo” (es decir: todo aquel miembro de nuestra sociedad que ha rebasado la primera infancia y que no es un débil mental o un retrasado mental) sabe muchas cosas sobre moral, de la misma manera a como todo el mundo sabe muchas cosas de medicina, de gramática o de arquitectura». Bueno, Gustavo (1996). El sentido de la vida. Seis lecturas de filosofía moral, pág. 15. Pentalfa. Oviedo.

(2)    FUNIBER, págs. 44-47. TOMO II.

(3)     FUNIBER, op. cit. pág. 62. Krausismo como nematología dominante de la socialdemocracia española, piedra sillar de los movimientos ecologistas más activos y con más peso político.

(4)    FUNIBER, op.cit. pág. 125.

(5)    FUNIBER, op. cit., págs. 53-59.

(6)    FUNIBER, op. cit. pág. 60-61.

(7)    FUNIBER, op. cit., págs. 69-71.

Otra bibliografía

–          Bueno, Gustavo (2014). En sayo de una definición filosófica de la Idea de Deporte. Pentalfa. Oviedo.

–          https://www.teatrocritico.es/2024/p209.htmSupremacismo y racismo en Estados Unidos. Consultado el 26 de marzo de 2024.

–          Roca Barea, María Elvira (2019). Imperiofobia y leyenda negra. Roma, Rusia, estados Unidos y el Imperio español. Siruela. Madrid.

–          Vélez, Iván (2014). Sobre la leyenda negra. Ediciones Encuentro. Madrid.

Para evitar el error de la leyenda negra, para evitar caer en una falsa leyenda rosa.

Comentario 

Sobre la primera cuestión, el núcleo de tu propuesta acerca de la ética, en la línea del materiaslismo filosófico, es que nuestro existir no es otra cosa con un coexistir, somos en tanto que estamos con otros, por cierto son los otros los que hacen que uno sea yo, siendo obvio que antes de ser como persona cada uno de nosotros es, en la línea de lo pronombres personales, tú o él. Somos en una sociedad en macha, histórica, social y como bien dices plural y heterogénea. De esta complejidad derivan las permanentes tensiones, la necesidad de ser prudentes (phrónesis), de ejercer una conducta moral guiada por la sindéresis.

Sobre la segunda cuestión, más que una aclaración es la exposición de un problema. En el fondo de la caverna hay saberes, opiniones: imaginación y creencia. Estos saberes, muchas veces entretejidos por mitos dominantes, sirven para cohesionar, organizar a toda una sociedad frente a otras (pienso en la idea mito del hombre frontera, libre, independiente, dueño de su destino, comprometido con los suyos que John Ford supo llevar al cine en los Estados Unidos del siglo pasado con sus western y que muy bien trata Miguel Ángel Navarro Crego en sus estudios sobre dicha nación) y pese a la ficción creada tienen un impacto, una utilidad única, para forjar una sociedad tan compleja como la estadounidense. Pues bien, y este es el problema de fondo, muchas ideas mitos, muchos de ellas son catalizadoras de creencias, permiten sobrevivir y sirven para que dichos ciudadanos se sientan comprometidos con el destino manifiesto, con un compromiso como pueblo elegido que los lleva a ser la primera potencia tecnológica, económica, cultural y militar del mundo. Luego, ¿Cómo desactivar esta moral dominante? ¿Qué filosofía moral impartir, ejercer y representar de segundo grado capaz de desactivar dichos mitos entretejidos como moral dominante, de arriba abajo, y mayoritaria, de abajo arriba?

 

ENCADENADO A LA VIDA, ENCADENADOS A LA MUERTE

Fecha: 17 enero, 2021 por: dariomartinez

*Enviado tiempo ha para su publicación. Con poca fortuna. Rescatado y añadido para…no lo sé. Igual da. 

Resumen

Dilema ético. Se acude de forma indirecta a Espinosa para resolver una cuestión trágica en la que se ha dirimir entre la vida de un hombre y la muerte de otros cuatro. Nuestro piloto de helicóptero, salvando un evidente anacronismo, podría ser el sefardí holandés. Acudimos a las últimas reflexionas de quienes se hallan en la embarcación, todas ellas salpicadas de una visión ética más o menos vinculada a la forma de entender nuestras relaciones con los demás, nuestra vida práctica, de este gigante de la filosofía. Anudado en torno a la presencia y ausencia de la firmeza y de la generosidad éticas. En el fondo el reverso de la ética formal de Kant.

Desde el helicóptero

    Es un día soleado, frío y de fuerte viento del este. La mar está picada, olas de cuatro metros. Se divisa una embarcación de pequeñas dimensiones con cinco tripulantes a bordo. Su vida corre peligro, parecen estar agotados, con sed y hambre, a simple vista sufren síntomas de hipotermia, destaca su profundo silencio. Urge rescatarlos. La tripulación del helicóptero que sobrevuela la endeble embarcación informa de la situación a los servicios de rescate que se encuentran en la base de operaciones. Todos ellos evalúan la situación. Se confirma lo que ya temían: el combustible con que cuentan es escaso. Se analiza y se concluye que con él solo es posible salvar a una persona y continuar el viaje de regreso a la base con garantías. La tripulación del equipo de Salvamento Marítimo sabe quiénes son los cinco miembros a la deriva:

1.- Una anciana que regresa a su país con la intención de ver a su hijo y a su nuera por última vez

2.- Un narcotraficante buscado por la policía internacional, con orden de captura

3.- Una mujer embarazada en un grado de gestación avanzado

4.- Un joven inmigrante que huye de la miseria de su país natal y busca nuevas oportunidades

5.- Un médico e investigador que tras un laborioso trabajo ha podido dar con la fórmula para poder fabricar una vacuna efectiva contra una enfermedad endémica y mortal

 

Piloto de la nave (Hablando en voz alta, reflexionado para sí mismo. Dominado inicialmente por la impotencia) {1}¡Casi mejor no lo saber, ahora la decisión es mía, sólo mía! Siempre fui de la idea de que el saber te hace mejor, al menos te da ventajas a lo hora de lograr tus objetivos. Saber es necesario para ser mejor convirtiendo mis acciones en más útiles, incluso creía que era mejor para ser feliz. Veo que me he equivocado. ¡Quisiera salvarlos a todos! De no saber nada de ellos serían cuatro vidas ahora mismo anónimas las que perecerían atrapadas por el mar. El resultado de mi acción, por simple azar, o destreza en su lucha por la supervivencia, sería incluso noble, hasta heroico {2}. Nadie me podría reprochar nada. Lo haría, después intentaría despejar mis ideas, iniciar un proceso de olvido con quienes conozco, quedaría con mis amigos, eludiría el tema, hablaría como si nada, trataría temas banales, me protegería de todo lo vivido ¿Qué digo? ¡De lo mal vivido! Si acaso todo quedaría en el círculo de mi familia. Suerte de vida sería ésta… tranquilidad, los malos tragos sumergidos en el olvido…. Nada ajeno a mi profesión. Pero esto no es lo mismo. La responsabilidad última es mía, sólo mía (repite  nuevamente, esta vez bajando la voz, le molesta escuchar una verdad tan dura. Ahora sí, el ruido de los motores oculta su pesar).Debo cumplir con mi deber, he de salvar vidas, he de ser generoso, ese es mi cometido {3}. (Ahora más tranquilo, intuye {4} lo que ha de hacer). Por eso mi decisión ha de ser rigurosa con mi obligación. Mi deseo no ha de ser caprichoso, ha de ser propio de una voluntad de mi alma {5} dirigida a la necesidad. Sé intuitivamente que he de salvar vidas y esto me llena de gozo, me hace feliz y verdaderamente sabio. No todos podemos ser sabios y felices, sólo los menos {6}, y yo tengo el privilegio de poder decir que estoy entre ellos. No es soberbia, es fe en mi trabajo. Mi felicidad consiste en impregnarme de la realidad que me toca vivir. Mezquino sería eludirla dejándome llevar por los afectos dominados por sinrazón. El destino al que ahora todos hemos sido arrojados es desalentador pero peor sería no hacer nada o eludir mis responsabilidades. La apatía es una falta de compromiso poco virtuosa. Mi acción puede alcanzar la eternidad {7}, incluso, por racional, puede ser entendida como divina, de amor, incluso a Dios {8}. Esto es la libertad {9}: cumplir racionalmente con la necesidad del momento. Mi decisión así será autónoma por el simple hecho de ser útil al mantener un mayor número posible de vidas. Este es mi cometido, esta es mi lucha. Difícil, pero he de reconocer que este es el resultado de mi trayectoria de vida. Espero que como resultado me haga mejor que no más famoso. Ni lo busco ni lo quiero.

Copiloto. No hay salida. Hemos de actuar ahora mismo. El tiempo apremia. Entiendo tu enfado. Si te sirve de algo…también entiendo tu postura. Ahora toca decírselo. Hemos de informarles y pedirles lo imposible, han de colaborar para saber que van a morir, que no tienen posibilidades, su vida ahora no es suya,  sólo les pertenece el trago amargo del difícil transito a la muerte.

Torre de control. Debe iniciarse el rescate. Iremos preparando el operativo en tierra. Suerte. Permaneceremos en contacto. Tengan cuidado, el viento del este es cada vez más fuerte. La decisión es suya. Todo el equipo confía en ti.

Piloto. (Tarda en responder). Recibido. Lo sé. Anunciemos la situación (al copiloto).

Son informados, con todo y en un primer momento se omite quién será el naufrago que va a ser rescatado.

Se inicia la maniobra de aproximación. Comienza el descenso el responsable del grupo de rescate, asegura su arnés a la polea. Comienza la fase de descenso, se oye el paso de la cuerda sobre la rueda, el ruido del eje inunda el momento. Su silencio es su forma de intentar aislarse de la situación. Cumplirá las órdenes. Obedecerá, sabe que ahora debe porque debe, no es el momento para cuestionarse nada {10}

 

Desde la embarcación

Mientras tanto, en la embarcación. Cada uno reflexiona sobre sus posibilidades. Al avistar al helicóptero su semblante cambia. Su esperanza se torna realidad, su vida podrá continuar. Acarician la alegría. Durará poco.

Mientras tanto, en sus reflexiones, en el momento del repaso de cada una de sus vidas. Comienza a cundir el pánico, ya saben, desgraciadamente ya saben, que sólo uno podrá ser salvado. Se les informa de quién será. No se miran, misteriosamente tampoco se alteran. No hay voces, no hay insultos, no hay peleas. Hay una trágica quietud.

­_ Anciana (con gesto resignado). Ya luché lo suficiente. Quería ver a mi hijo por última vez. Mi nuera no es de mi agrado, quizá no supe disimular el hecho de que mi hijo comenzara a hacer su vida lejos de la casa que le vio nacer. Lo reconozco, fueron celos, la odiaba {11}. Ella no me dio motivos para que no la aceptara. Era este el momento para perdonar, para reconciliarme con ella y así saber que mi hijo iba a estar más feliz. No es que no sea feliz con ella, a pesar de que en 12 años de matrimonio aún no hayan tenido un hijo, un nieto con el que hacerme abuela, es que los pocos momentos de discusión que mi hijo tuvo con Claudia fueron por mi culpa. Las dos lo queremos, pero yo me equivoqué, no podía reconocer que su amor era sincero. Eso me dolía, me hacía actuar sin sentido, era consciente de que lo que hacía no era bueno para nadie, pero el torturarla con mis decisiones egoístas y dirigidas a mi hijo en exclusiva, no la dañaban sólo a ella, nos dañaban a todos. De aquí los ya tres años largos sin verlos. Unas llamadas sin contenido, triviales, por lo general volcadas con lo más corriente, muchas casi siempre relacionadas con el tiempo, sin entrar en asuntos personales, como desconocidos, contribuyeron a convertir en habitual lo que debía ser excepcional. Nacho sabrá entenderlo.

Seré recordada al menos en mi círculo más íntimo. Es triste anticipar de esta forma tan clara el final de una vida dilatada, sencilla, con escasos altibajos. No lo esperaba sinceramente, sabía del riesgo pero me aferraba al ilusionante: “todo irá bien”. La realidad es tozuda, y la vida me va a ser arrebatada por una fuerza impersonal incontrolable que he de aceptar. Este es mi logro, mi único gesto plenamente sincero además del amor a mi hijo, el saber aceptar el destino que me ha tocado en suerte {12}. Deseo que me recuerde por ello, y que con ese gesto mi nuera sepa ver mi error {13}, pero también sepa que puedo ser perdonada, que algo en mí había sincero y bueno aunque a ella no se lo mostré.

A ellos (mirando al tripulante del helicóptero de desciende) no los culpo, pensé que serían mis salvadores, que mi vida recuperada albergaría otra oportunidad, esta vez más sosegada, menos elevada, más a ras de los que quiero. Realizan su trabajo (refiriéndose al grupo de Salvamento Marítimo), la situación es ajena al bien, no se puede hacer nada, si acaso lo menos malo. Mi vida, mi vida…es prescindible. La vejez es un lastre vital. Es una rémora para la supervivencia. Recuerdo que una vez leí la historia de una tribu esquimal que para sobrevivir, y abastecer a los miembros del grupo debían repartir los escasos recursos con los que contaban, además debían distribuir los bienes necesarios para superar las severas inclemencias del tiempo, cuando los más viejos del grupo dejaban de ser autónomos eran invitados en un silencio cómplice a abandonarlo, así se distanciaban para embarcarse en una soledad imposible con la vida. Una muerte silenciosa, conocida con sabia precisión y anticipación, invitada a abrazarte para arrebatar lo que eres. Una soledad, en mi caso, que sería más fría, sin otra vida, sin un dios misericordioso que me acogiera. Un fin que con la caída de la noche me transportaría a la nada… a no ser que permaneciera en el recuerdo de los vivos, de los que me quieren.

Me voy aceptando mi destino, serenamente, quizá sabiamente. Mi representación en el teatro de la vida ha concluido, que los demás, allegados y no, me juzguen.

No puedo quitármelo de la cabeza. Mi deseo final es evitar un sufrimiento castigador, cruel. No sé decidirme entre la muerte por frío o por ahogamiento. Quizá alguno de mis compañeros de último viaje me ayude. Les pediré que me golpeen con todas sus fuerzas, no quiero llegar a ser consciente de mi sufrimiento.

 

_ Narcotraficante. Siempre hice lo que quise. Mis padres no me quisieron, o me quisieron de un modo que no supe comprender. Nunca me gustó obedecer, siempre me consideré mi jefe. Me costó saber mandar pero me habitué, era simple: o ellos o yo. En un ambiente de desconfianza la autoridad {14} solo vale para hacerte crecer a ti mismo, debes debilitar, despersonalizar a los que tienes a tu lado. Mi logro fue ser capaz de que ni ellos se dieran cuenta {15}. Era una alienación con imagen de satisfacción. A mi lado sus vidas son vacías, son vidas que cancelan el futuro, atrapadas en un presente de falso placer, de artificial placer…que yo me encargo de suministrar. No sé ni puedo saber hasta dónde llega mi poder, mejor, mi terror en forma de dosis de felicidad efímera y autodestructiva. ¡Cuántas vidas segadas por mi culpa! Qué estupidez más poderosa y a la vez tan cruel, ahora cuando más necesito de mi poder para simplemente vivir me doy cuenta de que todo ello es nada, es hueco, no vale. Yo tan altivo, tan convencido de mi poder, en un momento realmente difícil entiendo por fin que sin otros no soy más que uno entre tantos. Mi vida ahora carece de valor. Creí que mi saber de años y orientado a la destrucción de los demás podría servir de coartada…pero no.

Yo, el mejor, el único, el imprescindible, superado por otro (mirándole) que por azar está a mi lado y se lo merece más. No sólo él, todos se lo merecen más (recorriendo con su mirada al resto del grupo). Quizá mi mejor acción sería adelantarme a esta muerte segura que se encuentra a mi lado, quizá sería virtuoso en este caso quitarme la vida {16}. Me falta coraje pero también me sobran razones para ello. Mi vida es una trayectoria hacia la nada, es un permanente delirio de degradación. Reconocerlo sólo me permite valorar la opción de quitarme la vida, sería un final digno, sería quizá uno de los únicos gestos personales nobles. No quiero arrepentirme {17}, sé lo que he hecho y he de asumirlo, hacerlo propio. El resultado es una carga que simplemente me deshumaniza, me convierte en un ser degradado, en una bestia sin escrúpulos, sin interés alguno por pensar en un momento en los demás, ya no digo en aquellos seres anónimos que consumen mi veneno, hablo de los más cercanos, por ejemplo mi compañera a la que sólo acudo en momentos difíciles o cuando quiero satisfacer un capricho. Su temor hacia mí hasta ahora lo entendí como respeto. ¡Qué error! Ella siempre insistió en iniciar una forma de vida diferente, más con su silencio que con palabras sinceras que no le autorizaba a ofrecerme. Inconscientemente sabía lo que pensaba y sabía que tenía razón, pero mis sentimientos, mi egoísmo no podían dársela. Lo que creía que era saber era simplemente una forma sofisticada frente a los demás de pura estulticia.

Sé muchas cosas y todas ellas buenas para hacer el mal. Podría invertirlo, podría obrar correctamente colaborando con la justicia, pero el mal infringido es de un único sentido, no hay vuelta atrás. Lo peor es que el ciclo de la muerte entre los más jóvenes seguirá su curso, la rueda de la muerte girará después de mí. Otros hay que ocupen mi lugar. Visto ahora, al final de una mala vida como la mía, me pregunto qué hará tan atractivo la responsabilidad de sembrar la muerte. Es triste pero en el fondo toda muerte es dolorosa, sí, pero lo es menos, o nos es indiferente, si esta ocurre a miles de kilómetros de distancia entre individuos perfectamente desconocidos, ajenos a nuestro devenir, indiferenciados. Desgraciadamente esto me ocurrió a mí pero esto le ocurre a la inmensa mayoría de los que poblamos este planeta. Es una constante, el sufrimiento es en tanto que se produce en la corta distancia, en el espacio de la amistad, de la familia, si queremos de la comunidad unida por lazos de históricos, más allá: un nihilismo de diseño. Este era el pasaporte para poder continuar con el negocio de la muerte.

No puedo pedir generosidad cuando sólo ofrecí muerte.

_ Mujer embarazada (con las manos ocupadas en su vientre). No puedo pensar bien. Me mareo. El frío me doblega. Quiero ser madre, no por mí, por ella. La noto nerviosa, la siento plenamente viva…es por mí. Lo que es ella aún es obra mía, ella soy yo. Las dos sufrimos. Si estuviera en mi mano doblegaría mi firmeza {18}, mis ganas de vivir, entregaría lo que soy si esto sirviese para mantener su vida. Antes dudaba, ahora lo tengo claro. Pero ayudarla a vivir, aquí, ahora, sin medios, sin ayuda alguna, es un sinsentido. No podemos hacer todo lo queremos. Su vida está por hacerse, no es su momento, necesita de mí y de otros, está por venir al mundo con garantías. Ha de ir conmigo, ha de…morir conmigo. No he sido elegida, ninguna de las dos lo hemos sido. Podría pensar que en el fondo es una cuestión determinada por un hombre, una decisión machista, el eterno juego de la perpetuación de las desigualdades, un perverso juego tan antiguo como lo que somos y tan aceptado por la costumbre que incluso se llegó a entender como algo inevitable. Era así, así debía ser. Pero no. Reconozco que su decisión (dirigiendo la vista a un cielo dominado por el ruido de un mastodonte que agita sus hélices cual gigante manchego) es la correcta, es la más racional. Sin afectos dominados por la opinión y la imaginación que sirvan de semillero de errores, que se instalen en una experiencia vaga atenta a lo singular y sujeto a lo contingente y cambiante {19}. Todos queremos salvarnos, somos dignos pero la decisión de quién será rescatado no puede ser fruto de un mecanismo puramente democrático y gobernado por el azar de un sorteo en el que entraríamos como bolas en un bombo. No podemos desprendernos de las condiciones de cada uno. Ellas son nuestras y sirven de causa de lo que somos, son nuestras credenciales ante los demás. Con ellas somos juzgados, con ellas los otros obran y quienes han de salvar a uno de nosotros lo hacen determinados necesariamente por ellas, pensando en el ahora, en las posibilidades y el mayor bien que podrá ser generado más allá de las vidas de cada uno de nosotros. Se valorará por algo que nos trasciende, que incluso somos incapaces de dominar, pero que no está en manos de nadie. Dios está a lo suyo, bastante tiene. Lo nuestro ahora, en este instante, no es más que un mal minúsculo, sin importancia, que no le perturba y ni mucho menos le obliga a intervenir. La decisión es de ellos y hacen lo que buenamente pueden. Lo reconozco. También su situación es límite.

(Un golpe de mar interrumpe su reflexión). Mi hija. No le podré decir nada. Morirá sin haber nacido. No iba a estar sola. Estaría al abrigo de un amor humilde pero sincero. Un amor de muchos que la ayudaría a ser mejor persona. Esa era mi meta, que ella, Diana, fuese buena persona. Que buscara el bien para sí y que procurará trasladar su buen hacer a los demás. Que sembrara lo mejor,  fuera amada,  diera amor, que evitara las malas acciones y no fuese recordada por su vileza. Creo que eso es lo que todas las madres quieren. No es original lo que creo pero al menos tiene sentido. Yo tampoco estaría sola, él me quiere y sé que sería un buen padre. La tragedia también es suya, sus ilusiones estaban solidariamente soldadas a nosotras. Le costará salir adelante, sus planes serán otros. Ya no estaremos para construirlos juntos. Espero que le vaya bien, que rehaga su vida, ojalá no la eche a perder sumergiéndose en una depresión que le haga claudicar, y le lleve a un salto al vacío del que no hay vuelta atrás. Sé que me ama, pero ha de buscar un apoyo que le permita salir adelante. Nunca lo pensé, no nos los decíamos, ni tan siquiera hablábamos de un posible “y si y yo falto tú qué harías”. Era tabú. No lo queríamos ni pensar, menos hablarlo. Quizá porque sabíamos que no valdría la pena, no serviría para estrechar nuestro amor, quizá sí serviría, y lo creo porque sé que confiaba en mí y yo confiaba en él, para sembrar unas dudas innecesarias. No queríamos distorsionar nuestra realidad. Queríamos seguir siendo una pareja normal, queridos por nuestros más cercanos y dispuestos a pasar buenos ratos con los demás.

_Inmigrante. No sé de quién fue la decisión, de mi madre o de mi padre. Muchos acá tienen nombre español y apellido italiano. Yo no, soy diferente hasta en eso. Fabrizio Cruz, nombre italiano y apellido español. A mis hijos, si los llego algún día a tener, no les daré un nombre como el mío. Tampoco busco algo común.

Somos un país también diferente. Es como si Dios {20} hubiese pensado en él para que pudieran disfrutar de la vida Adán y Eva. Es lo más parecido al Paraíso. No le falta de nada, quizá ésta sea de alguna manera la causa de que en mi país sea generalizado el interés por creer que en esta sobreabundancia de recursos el vivir es mucho más cómodo. La verdad es que muchos de nosotros nos tenemos que ir. Parecemos expulsados del Edén, no por los pecados por nosotros cometidos sino por los pecados de quienes están encargados de poner orden, de velar por el bien común del país. Nuestra culpa es haber intentado hacer las cosas bien. Yéndonos nosotros, generalizándose esta sangría, nuestro país rompe con el futuro. Inconscientemente colaboramos poniendo nuestro granito de arena en la miseria de nuestra tierra. Eso sí, sigue preocupándonos como a nadie el fútbol. Creemos en el sueño americano, renegamos a voces de él pero lo seguimos con una fidelidad que escandaliza. Todos quieren ser astros del deporte rey. No me lo creo. Aspiro a vivir de mi trabajo en una tierra en la que sea reclamado y ésta no es la mía. Me fui con lo puesto y poco más, ahora sólo me resta lo puesto. ¡Da igual! Para el viaje que sé que voy a realizar es más que suficiente. Me consuela saber que en el cielo no hay moneda, si fuese así me pintarían mal las cosas allá arriba. Sigo creyendo en Él. De algún modo no me ha dado la espalda, creo en Él, también ahora cuando mi vida llega a su fin. Un final para nada deseado. Creía que era joven para poder ofrecer lo mejor aún de mí. El teatro siempre me ayudó a salir adelante. En un país con gusto por él seguro que podría ganarme la vida.

(Se marea, vomita. El balanceo de la balsa es mayor, está a punto de caer al agua). ¡Qué absurdo! Me agarro a la vida cuando sé que ya no hay más {21}. Por fortuna no dejo a nadie atrás. Soy huérfano, no tengo abuelos, el resto de familia ha hecho su camino. Nos hablamos en ocasiones pero no compartimos planes de futuro, no nos reunimos. Siempre supe estar sólo. Miré más al pasado que al futuro. No soy el típico ciudadano ajeno a todo, aferrado al todo da igual o al yo voy a lo mío. Me refugié en el pasado pero no en cualquier pasado. Acudí a ellos, a los míos, a los griegos. El teatro es de ellos. Esquilo, Sófocles, Eurípides, Aristófanes. ¡Qué grandes! ¡Cómo saben ponernos en situaciones límite, hacernos reír, llorar, vernos a nosotros mismos¡ ¡Nos purifican, nos trasladan al interior mismo de la realidad que vivimos, sin misterios, sin mitos confusos, sin trampas, a cara descubierta! Intentaron llevar sus personajes al corazón de los espectadores. Siempre me pregunté por qué fueron tan grandes, qué es lo que hace que sean hoy todavía admirados. Fueron geniales, esto es obvio. Pero hay algo diferente que no hay en mi país y que es lo que busco…mejor, lo que intenté sin fortuna buscar y encontrar, es la inteligencia de un público numeroso qué sabe decir, sin recelo alguno, sin coacción ninguna, tú eres bueno (señalando con el dedo índice de su mano derecha. Sus compañeros le miran y sin decir nada creen que ha perdido el juicio), tus obras son maravillosas y yo como pueblo vivo, apasionado y sensato a la vez, te digo que lo que has hecho ha de permanecer en el tiempo, ha de ir más allá de nuestras fronteras, ha de formar parte de un proyecto civilizador que nos haga mejores. Algo tan radical, tan revolucionario…, por supuesto, no ocurre en mi país. En él domina la envidia, nuestra unidad como pueblo se fracciona, nos debilitamos y a la vez hacemos todo lo posible por acabar con la carrera de aquellos que más destacan. Somos un país de mediocres y no queremos y no podemos saberlo {22}.

Fabrizio Cruz (se dice en voz baja, no es escuchado por nadie) por supuesto que no has sido elegido para vivir. No quiero saber el porqué. Espero que Dios me conceda la oportunidad de poder disfrutar del buen hacer de esos griegos tan admirados por todos y que seguro que estarán allá haciendo disfrutar a los ilustres ciudadanos de ningún sitio. Finalizo una etapa para abrir una esperanza de más oportunidades. Sé que es absurdo pero esto es creer.

_ Médico. Mi trabajo es arduo. Es un trabajo con resultados inciertos. En ocasiones simples torpezas. Algunas cuesta reconocerlas. Pero mi trabajo es también de ellos, es un trabajo en equipo. Mis logros son sus logros. No busco mi triunfo personal, no soy en este sentido avaricioso. Soy normal, como los demás. Nada tengo que ver con el genio loco de las películas. Ni con el héroe romántico dispuesto al triunfo propio y del pueblo al que salva de la codicia y la miseria. Nada de eso. Me gusta la cerveza y me encantan las películas de Paco Martínez Soria y Florinda Chico, yo crecí viendo Cine de Barrio. Recuerdo a Parada, a Pablo Sebastián, a Carmen Sevilla. Veía la tele con mi madre en el comedor {23}. Mi padre ya no estaba. Se había ido. Con todo estaba vivo, más en mi madre que lo quiso con nobleza, con la sinceridad propia de quien sabiamente sabe que no somos perfectos. Ella, mi madre, me enseñó a perseverar, a luchar por vivir, a ser fuerte, quizá de ella no heredé la desconfianza, pero sí la necesidad de pensar en los demás y buscar el bien común. De mi padre la necesidad del trabajo bien hecho. De un hacer preciso, pausado, con metas lejanas, pero que a base de constancia podrían llegar y una vez construidas pasar a ser disfrutadas por los demás {24}. Salvar vidas es una labor ajustada a estos ideales {25}. Mi saber es capaz de transformar la realidad. Construir una vacuna que sirva, en el límite, para erradicar una enfermedad endémica y mortal me satisface, me hace feliz. Una felicidad luchada, creo que merecida, de sabio que logra a su modo ser libre. También procuro ser generoso, convirtiendo la enfermedad en salud. No pretendo ser presuntuoso. Modestamente agradezco que quienes han podido tomar la decisión me salven. Conmigo está la vida de otros. Lo habrán tenido en cuenta. Supongo. Mis compañeros de viaje, aunque los desconozco, también tendrán sus credenciales de vida. Habrán sido valorados como yo. Todos iguales, todos diferentes en nuestros méritos.

Siempre me resultó curioso el pensar que la verdad de mis investigaciones no era otra cosa que la vida. Luchar contra la muerte es la esencia de mi existencia. El trabajo en el laboratorio es difícil, los procesos de investigación, los protocolos, especialmente con seres humanos con los que vives, con individuos con nombre, con sonrisas, con esperanzas, con ganas de luchar al filo de una vida, en su caso un filo estrecho, estrechísimo. Con la verdad construida en forma de vacuna se sienten en deuda con quien les salvó y les ayudó cuando ya no había esperanza. Estas son mis credenciales, este, creo yo, es el pasaporte a mi salvación. Rara situación. (Queda en blanco, su mirada ahora perdida, ajeno a su salvación)

Me parece que hoy el saber, ya no digo el mío como médico, el saber en general, ya no vale. Es virtuosa la ignorancia, y sobre todo la desafección en relación con los asuntos políticos. El dominio democrático de los tontos con sus tonterías consentidas y mimadas. Si no raro si fui diferente, siempre fui contra corriente. Me gustaba la política {26}. Debo decir que me fue inoculada por profesores que no supe entender del todo en mi época de estudiante, pero que con el tiempo cobran, como el vino, una especie de retranca; los veo mejores de lo que me resultaron en su momento y los veo así por una razón que tardé en entender pero que es decisiva: querían saber, su humildad de titanes del conocimiento les hacia llevar su esfuerzo indagador hacia las preguntas sin respuesta, te introducían en la incertidumbre propia de todos nosotros, te hacían ver que no podíamos ser dioses, que nuestra desgracia, nuestro mal político por excelencia, es o bien creer que no sabemos nada o bien creernos los más listos. Recuerdo que me decía un amigo: “los listos que van con acento en la “s” son los peores”. Hemos llegado a esa estación llamada ignorancia, en ella ya no es políticamente correcto hablar de política. La democracia degrada por pura inercia del hacer de los predecesores hasta hoy se convierte en oclocracia, ya no hay posibilidad de dar solución a nuestros problemas cotidianos, y no es posibles porque no hay saberes que permitan combatir con la fuerza de la razón dirigida al interés común nuestros males. No es lugar ni momento para otros planteamientos. Quieren hacernos creer que todo está dicho y resuelto, que nuestro único deber es ser responsables de nuestras miserias, ser felices para asumirlas, no protestar y doblegarnos a los privilegios de los menos.

 

(Mientras tanto. El miembro del equipo de Salvamento Marítimo lo abraza, lo ancla al arnés de su cinturón de seguridad, parece un ángel caído del cielo de carne y hueso {27}. A su señal los ascienden a ambos pendiendo del cable de la polea. Llegan a la altura de la plataforma del helicóptero. Inconscientemente, sin obligación de nadie, hace un gesto de adiós espontáneo y sentido. Extraña sensación la suya, alegría por seguir entre nosotros, tristeza por dejar a sus compañeros de viaje. Puede más la firmeza que la generosidad, en la lucha por la existencia permanecer vivo es prioritario y esto no es egoísmo simplemente es parte de una realidad entendida como necesaria. Ahora, hasta llegar a tierra, manda el silencio. Se le hace un rápido reconocimiento médico, todo parece en orden. Se comunican con la torre de control. En breve la llegada).

 

En prensa, en los periódicos de tirada nacional

“Cuatro personas fallecidas en el día de ayer en nuestras aguas. Sólo una pudo ser rescatada por los servicios de salvamento. Su estado es bueno. Ya son más de…las personas que han llegado este año. Los que no lo consiguieron  pasan a engrosar la lista negra de muertos y desaparecidos en la Frontera” Breve nota de prensa, página par, lado derecho, abajo. Columna minúscula, perfecta para pasar desapercibida. Lo cotidiano deja de tener interés, la noticia deja de ser noticia por falta de lectores. El médico no quiere salir en los titulares. Otros son sus méritos.

 

Bibliografía

Albiac, Gabriel. La sinagoga vacía. Tecnos. Madrid, 1987

Bueno, Gustavo. El sentido de la vida. Pentalfa. Oviedo, 1996.

Espinosa, Baruch de. Ética demostrada según el orden geométrico. Orbis. Madrid, 1984

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Lutero, Martín. Escritos políticos. Tecnos. Madrid, 2008.

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Onfray, Michel. El sueño de Eichmann. Precedido de un kantiano entre los nazis. Gedisa. Barcelona, 2009.

Peña García, Vidal I. El materialismo de Spinoza. Revista de Occidente. Madrid, 1974.

RabadeRonero, Sergio. Espinosa: razón y felicidad. Ediciones Pedagógicas. Madrid, 1995.

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Stewart, Matthew. El hereje y el cortesano. Spinoza, Leibniz, y el destino de Dios en el mundo moderno. Biblioteca Buridán. Barcelona, 2007.

 

Notas

{1} Se adueña en un principio de nuestro protagonista, le someterá al camino de lo confuso e inadecuado. Menos potencia, es menos realidad o merma de esencia según Espinosa. Obedece a causas, tiene su sentido, pero hará de él un simple siervo de la fortuna. Dejará de ser autónomo, será no útil, no será libre. “Llamo «servidumbre» a la potencia humana para moderar y reprimir sus afectos, pues el hombre sometido a los afectos no es independiente, sino que está bajo la jurisdicción de la fortuna, cuyo poder sobre él llega hasta tal punto que a menudo se siente obligado, aún viendo lo que es mejor para él, a hacer lo que es peor”. Espinosa, Baruch de.  Ética demostrada según el orden geométrico, pág. 245.

{2} Eliminando todas las circunstancias, tratando a todos los miembros de la embarcación como seres humanos sin más, obraríamos al modo kantiano. Nuestra actuación para ser incondicionada debería estar sometida al rigor del azar. Obrar en conciencia, más allá de cualquier circunstancia, al modo trascendental y formal de Kant nos abocaría a la realización de un acto irracional, cuando no caprichoso, concupiscible o dominado por los afectos. Obrar en conciencia, desnudando a cada uno de los tripulantes de lo que es para evitar que el hombre sea un medio y se convierta en fin en sí mismo (imperativo categórico), no deja de ser más que una arbitrariedad que dejaría el camino expedito para que los tripulantes lucharan más allá de cualquier regla por la vida, en este orden natural no hay bien ni mal, no hay ética.

{3} “Por «generosidad» entiendo el deseo por el que cada uno se esfuerza, en virtud del solo dictamen de la razón, en ayudar a los demás hombres y unirse a ellos mediante la amistad”. Espinosa, Baruch de. Ética demostrada, op. Cit., pág. 225.

{4} Pensar exclusivamente en uno mismo no es virtud. La autoridad aquí recogida está huérfana de generosidad, no se piensa en hacer mejores a los demás. “No tengo que explicarte –tan sólo recordarnos- que autoridad y autor encierran la noción «hacer crecer», «ayudar a ser grande» (…) autor es, pues, `el que comienza a hacer que algo sea grande´, y autoridad, la calidad de autor, la condición de haberlo conseguido”. Olalla, Pedro. De senectute política. Cartas sin respuesta a Cicerón, pág. 61.

{5} Correspondería al tercer género de conocimiento, no brota de lo meramente empírico, cambiante y, a la postre, terreno fértil para las ideas inadecuadas, tampoco es el conocimiento racional que tiene como modelo la matemática. Con el tercer género de conocimiento podemos distinguir al igual que con el conocimiento racional lo verdadero de lo falso (la tradición racionalista y moderna de Espinosa es obvia, nos retrotrae a la definición cartesiana de método): “El conocimiento del segundo y tercer género, y no del primero, nos enseña a distinguir lo verdadero de lo falso” Ética demostrada, op.cit., pág. 148.“Nace de este tercer género de conocimiento el mayor contenido posible del alma”.  Idem., pág. 352.  Por lo tanto, este máximo grado de conocimiento del que brotan ideas adecuadas, sujetas a orden, necesidad y causalidad eternas, esto es impersonales o en Dios, permiten que:“Cuanto más rico es cada cual en dicho género de conocimiento, tanta más conciencia tiene de sí mismo y de Dios, es decir tanto más perfecto y feliz es”. Idem., pág.  355.

{6} El alma (mens) no ha de entenderse groseramente como mera materia directamente emparentada con un contendido cerebral ajeno al individuo (en la línea de la actual neurociencia), en el intento de eludir un espiritualismo de corte trascendental que convertiría el alma en una especie de conciencia que obra sin manos, sin un hacer capaz de transformar e incluso construir la realidad. Ha de entenderse como unida al cuerpo, de hecho son lo mismo. Por tanto, no hay vida sin cuerpo, de hecho el Dios de Espinosa tiene como atributo conocido, entre los infinitos que posee, el de la extensión como algo esencial a su ser al igual que el pensamiento. Parte 2, proposiciones I y II. PROPOSICIÓN XXI: “El alma no puede imaginar nada, ni acordarse de las cosas pretéritas, sino mientras dura el cuerpo”. Además precisa más adelante en Proposición XXXI, Demostración:  “El alma no expresa la existencia actual de su cuerpo ni concibe como actuales las afecciones del cuerpo, sino mientras éste dura (por el Corolario de la Proposición 8 de la Parte II), y, por consiguiente (por la Proposición 26 de la Parte II), no concibe cuerpo alguno como existente en acto sino mientras dura su cuerpo, y, por ende, no puede imaginar nada (ver la Definición de la imaginación en el Escolio de la Proposición 17 de la Parte II) ni acordarse de las cosas pretéritas sino mientras dura el cuerpo (ver la Definición de la memoria en el escolio de la Proposición 18 de la Parte II). Q,E,D. ”Ética demostrada, op. cit., pág. 355.

{7} Ser sabio, en el sentido espinosista del término, no sólo es exigente, dado que uno debe conocer, para serlo, a Dios, a las cosas con arreglo a una necesidad y conocerse así mismo, es además una tarea, una hacer reflexivo sobre la esencias necesarias de Dios y en Dios. Por cierto, una labor ardua. “Y arduo, ciertamente, debe ser lo que tan raramente se encuentra. En efecto: si la salvación estuviera al alcance de la mano y pudiera conseguirse sin gran trabajo, ¿cómo podría suceder que casi todos la desdeñen? Pero todo lo excelso es tan difícil como raro”. Espinosa, Baruch de. Ética demostrada, op.cit., pág. 366. Destacamos aquí su desprecio por el vulgo, podríamos pensar en el vulgo que imparte justicia dominado por las pasiones y se convierte en una masa engreída cuyo comportamiento parece el de un único ser colectivo poseído, un ser único que podría entenderse al modo de un energúmeno.

Hoy una felicidad menos exigente, más popular e incluso democrática, podría ser la que recae sobre un individuo flotante, postmoderno, vacío de ideas y que se conforma con sus dosis de consumo efímero en forma de chispa de la vida.  Si bien, no podemos olvidar que está más expuesto a la tristeza en forma de angustia y depresión, entre otras cosas por su baja potencia a la hora de intentar ser más, y por su compromiso con el fin de la historia. Vivimos en Occidente, en el seno de un sistema productivo de naturaleza liberal y en un sistema democrático con sus variantes nacionales, en este contexto se le deja al individuo la responsabilidad de ser feliz, pero también la responsabilidad última de no lograrlo.

{8} Conocer las afecciones de los atributos de Dios es poder saber de las esencias necesarias de su ser eterno. Dicho conocimiento es de las cosas particulares, y tanto más “las conocemos más conocemos a Dios”.Ética demostrada, op.cit., pág. 351. Y dicho saber es eterno porque, como señala Vidal Peña: “…muerto el cuerpo, sigue siendo una verdad eterna que era como era y actuó como actuó debido a tales y cuales causas”. Nota 10, op. Cit., pág. 350.

{9} Un Dios que en Espinosa será definido como substancia única, infinita, por tanto una realidad absolutamente indeterminada, plural, inabarcable y no en acto, es decir, no es autoconsciente, no es humana, es impersonal y por lo tanto no ama: “Quien ama a Dios no puede esforzarse en que Dios le ame a él”. Ética demostrada, op. cit., pág. 346. Sin voluntad ya que, de tenerla, sería un reconocimiento de su no perfección.Significaría que carece de algo y le obligaría a apetecerlo, así lo único que hacemos es entender a Dios como un hombre o un ser con entendimiento finito y en acto, pero esto es absurdo. Con todo es bien cierto que apelar a su voluntad sirve de asilo a la ignorancia: acudir a un todo como causa última, llevar hasta el infinito los encadenamientos causales, es una forma sutil,y cargada de una superflua jerigonza,de no decir nada, y más si este primer principio obedece a una voluntad arbitraria, en el extremo irracional, absolutamente libre y ajena al conocimiento. Queda claro que con el Dios de Espinosa no ha lugar a los milagros. Véase  Ética demostrada, op. cit., págs. 89-97.

Dicho Dios necesario es verdadero por impersonal, a nivel ontológico general escapa a los fenómenos, no se agota en la regiones especiales de una ontología que podemos entender en tres órdenes de materialidad interrelacionados: M1 o espacial y temporal, serían los fenómenos físicos, M2 o temporales, corresponderían con los fenómenos psíquicos, y M3 o más allá del tiempo y el espacio, fenómenos que podríamos hacer corresponder con las verdades en forma de teoremas de las matemáticas, realidades construidas por el hombre atópicas y acrónicas pero que existen. En definitiva la realidad Dios es inagotable y está en perpetuo proceso de construcción. Véase Peña García, Vidal I. El materialismo de Spinoza.

{10} Para Espinosa la libertad no es otra cosa que el entendimiento de la necesidad bajo la guía de la razón, así nuestras acciones conducirán a una mayor potencia de ser, a una mayor realidad en tanto que nos enriquecemos como personas. El sabio será libre al obrar, al vivir y al entender la realidad. Esto le será útil porque le permitirá conservar su ser. Desde luego la libertad así configurada no entraña complacencia sino lucha (conatus). Menos libre será el ignorante, su no saber le conducirá a un conocimiento inadecuado de las causas, al sometimiento de los afectos en forma de pasiones. La impronta estoica es obvia. Ética demostrada, op.cit., págs. 268-269.

Por otro lado es sabido que el hombre no vive solo. La vida en sociedad ha de estar regulado en el interior mismo del Estado (entendimiento infinito en acto, veluti unamens). Las leyes han de ser útiles para poder dominar nuestros apetitos y nuestra necesidad individual de poder. La razón sino ausente sí está limitada. La tesis de Hobbes pesa como una losa en el sefardí holandés. Por ello nos dice: “El fin del Estado, repito, no es convertir a los hombres de seres racionales en bestias o autómatas, sino lograr más bien que su alma (mens) y su cuerpo desempeñen sus funciones con seguridad, y que ellos se sirva de su razón libre y que no se combatan con odios, iras o engaños, ni se ataquen con perversas intenciones. El verdadero fin del Estado es la libertad” Spinoza, Baruch. Tratado teológico política, págs.410-411.

{11} La obediencia puede ser una buena coartada kantiana. Hablamos de un funcionario público, de un hombre de Estado. Como tal, nos recuerda Kant, el uso de la razón ha de ser privado, es decir debe evitar reflexionar, cuestionarse las órdenes, y está obligado a obedecer más allá de que en su conciencia la irritación logre demoler sus principios más sagrados. La obediencia es un requisito irrenunciable, el temor al caos en forma de anarquía es mayor que cualquier tipo de injusticia que derive de un deber que se ha de cumplir. Uno obra incondicionalmente no cuestionándose nada públicamente, se lo ha de guardar, debe manifestarse en el ámbito del noúmeno, pero no materializarse en lo fenoménico. La tardía escolástica protestante y pietista kantiana puede conducir  a procesos lógicos en el ámbito de la política ajenos a cualquier tipo de sindéresis. Una lectura fiel del imperativo categórico kantiano nos puede trasladar a la más absoluta de las barbaries. Para no olvidarlo, para rescatarlo del bien intencionado tratamiento de la obra kantiana, véanse las obras de Fromm, Erich. El miedo a la libertad,  u Onfray, Michel. El sueño de Eichmann. Precedido de un kantiano entre los nazis.

{12} “El odio nunca puede ser bueno. Ética demostrada, op.cit.,  pág. 289.

{13} Insistimos en la impronta estoica. Dicha aceptación es virtud en tanto que supone conocer la necesidad.

{14} El reconocimiento del error es un acto virtuoso por cuanto permite intentar dirigir hacia lo mejor nuestros planes de futuro, nuestro proyecto teleológico particular (en este caso reconciliarse con la nuera para aumentar el amor a su hijo). Nuestra trayectoria de vida será fortalecida, nos dará más potencia, al hacernos más firmes y a la vez ser más generosos con nuestros iguales. Es por ello que: “La libertad implica el error no ya por la razón genérica de que la acción personal (…), sino por la razón específica de que la acción personal tiene que proponerse sus planes y programas (los programas globales e intermedios que conducen a aquellos), y tales planes o programas no están dados de antemano. Por ello sólo pueden determinarse a partir de planes, programas (o «papeles») ya establecidos por otras personas o contando con ellos” Bueno, Gustavo. El sentido de la vida, págs. 253-254.

{15} En este punto Espinosa coincidiría. Cuando domina en el ejercicio del poder el temor se ha de limitar el vicio. Las acciones caprichosas e idiotas merman la autoridad porque quién las ejecuta no lograr ser mejor. Ahora bien, es cierto que su poder en este caso coincide con la forma propia de un Estado que conduce a los hombres por el temor, un sistema tiránico u oligárquico más que democrático. Así: “Es preciso manejar a los hombres de tal modo, que no crean que son manejados sino que viven de acuerdo con su libre decisión y su propia voluntad” Tratado político, op.cit., pág. 120.

{16} El suicidio es para Espinosa falta de firmeza, bajo ninguna circunstancia es un acto racional y menos virtuoso. El suicidio sería ajeno al deseo o conatus por ser conscientes de perseverar en el ser, de dirigir nuestra razón tanto al alma como al cuerpo (no sólo al alma ya que en este caso hablaríamos de voluntad). Sería un acto cacoético por irracional. Ética demostrada, op.cit.,  pág. 179. Y también: “Pero que el hombre se esfuerce, por la necesidad de su naturaleza, en no existir, o en cambiar su forma por otra, es tan imposible como que de la nada se produzca algo, según todo el mundo puede a poco que medite un poco”. Ética demostrada, op. cit., pág. 267.

{17} “El arrepentimiento no es virtud, o sea, no nace de la razón; el que se arrepiente de lo que ha hecho es dos veces miserable e impotente”.  Ética demostrada, op.cit., págs.256-257, Primero porque reconoce su impotencia y segundo porque es un deseo guiado por la pasión que no conduce a la alegría, sino que lleva a la tristeza al hacernos más humildes. El arrepentimiento, pues, es una mecanismo que permite desligar por miserable e impotente lo que hemos hecho de lo que somos, sería en definitiva un intento miserable de rehacernos como personas. Dejémosle nuevamente. “Porque, si alguna vez yo me hubiera unido con aquello que tú has apuntado, al momento hubiera sido perseguido por los dos principios enemigos del género humano, a saber, el odio y el arrepentimiento”. Spinoza. Tratado breve, pág. 72.

{18} “Por «firmeza» entiendo el deseo por el que cada uno se esfuerza en conservar su ser, en virtud del sólo dictamen de la razón”. Ética demostrada, op.cit., pág. 225.

{19} Ética demostrada, op.cit., págs.146-147.

{20} Dios personal, voluntarioso. En el límite abierto a la posibilidad de actuar irracionalmente. En él se cree, y cree quien sólo tiene fe, más allá de sus actos. Para el fiel su ley es autoridad. Para el infiel su ley le es indiferente e incluso fuente de rechazo, para éste último está pensada la ley de la espada, el derecho positivo. No es, evidentemente, el Dios de Espinosa (para él no es más que un Dios autoconsciente del que nos dice. ”Y, de tal suerte, no cesarán de preguntar las causas de las causas, hasta que os refugiéis en la voluntad de Dios, ese asilo de la ignorancia”. Ética demostrada, op. cit.,  págs.93-94), sí el Dios del cristianismo e incluso del cristianismo protestante. Cómo nos decía el padre de la Reforma. “Quien no quiere escuchar la palabra de Dios por las buenas, escuchará al verdugo con la hoja” Lutero, Martín. Escritos políticos, pág.106.

Tampoco hemos de obviar, en lo relativo a Dios la influencia marrana en Espinosa. La vida de sus padres y su vida entre judíos marranos en Amsterdam transcurrió entre la renuncia al judaísmo y la aceptación sin compromiso alguno con el cristianismo. No sólo su fe sino sus actos relacionados con el cuerpo de la religión, sus ceremonias, etc., fueron casi olvidados. Luego era un ateo judío y era un ateo cristiano. Su Dios era filosófico. Véase Albiac, Gabriel. La sinagoga vacía.

{21} Es claro que por encima de cualquier reflexión está la existencia de uno mismo, si queremos: esa fuerza que nos obliga a conservar nuestro ser (conatus). Por tanto, existo luego pienso.

{22} Quizá podría decir eso mismo de la Holanda de su época nuestro filósofo. La cautela le obliga a no publicar su Ética, también le obliga a no manifestarse públicamente con un cartel con la leyenda: “¡Son los últimos bárbaros!” una vez que los hermanos De Witt fueran ejecutados, quemados, troceados y vendidos para ser comidos tras un juicio público ávido de venganza y espoleado por una masa saturada de odio. Puede leerse la novela de Alejandro Dumas El tulipán negro.

{23} Es aceptado por todos los conocedores de Espinosa que su vida era sencilla, hasta en lo que podríamos llamar ocio.

{24} Labor ascética y para nada santificante la de Espinosa, la propia de un ateo ejemplar. Su compromiso era con la verdad, con el orden necesario derivado de un hacer geométrico, si queremos preciso y quirúrgico. “De día, se dedicaba a pulir lentes para hacer microscopios y telescopios. De noche, a la luz de una vela, pulía su sistema metafísico”. [Las cursivas son nuestras]. Stewart, Matthew. El hereje y el cortesano. Spinoza, Leibniz, y el destino de Dios en el mundo moderno. Pág.13. Biblioteca Buridán. Barcelona 2007.

{25} La medicina de acuerdo con la ética materialista de Espinosa se deberá entender como una labor que de acuerdo con la razón promociona la vida del individuo, es decir, se ajusta a la firmeza. Labor, pues, ética dado que su hacer, su meditación no es otra cosa que la vida. “El hombre libre en nada piensa menos que en la muerte, y su sabiduría [nosotros diríamos en tanto que médico] no es una meditación de la muerte, sino de la vida”. Ética demostrada, pág. 309.

{26} La política sería ese arte que ha de velar, siguiendo a la razón, por el bien común entendido como la pervivencia del grupo. De acuerdo con esto podemos decir que la política se ajusta a la generosidad. Labor, pues, moral.

{27} “El hombre es un dios para el hombre”. Ética demostrada, pág. 278.

 

 

Kant y su Dios (IV)

Fecha: 25 octubre, 2020 por: dariomartinez

En las postrimerías, una de sus últimas obras impresas en vida del autor. De difícil lectura, poco atractiva: La metafísica de las costumbres. La obra más atrevida y visceral en defensa de la pena de muerte. Hoy sería objeto de censura. Una sombra alargada en la filosofa del humanista prusiano. Su vejez no le permitía explicar con soltura su saber práctico y racional y tampoco le permite darle un mínimo halo de belleza. Con todo la inercia de su pensar continúa.

Dios está en horas bajas. El repliegue de la religión es inminente. Demasiadas calamidades a sus espaldas. Un sinfín de guerras en su nombre. La animadversión hacia un monoteísmo venido a menos es explícita. La tolerancia religiosa es una virtud ilustrada pero lo es en tanto que encierran a la religión en lo meramente privado; concavidad impenetrable y acorazada de silencio. Las ciencias modernas se aupan a la cúspide de la república del saber.

Kant le da su golpe de gracia (estos son muchos, otros autores se merecerán la titularidad de dicha acción). El dogma ya no se puede explicar. La revelación sapiencial ya nunca más puede ser dogma. Será el germen de la hermeneútica inaugurada por Baugartem. El peso de las culpas, el ascetismo voluntario, la expiación de males autoimpuestos y seguidos de mandatos divinos, ya no son virtud. Son desacatos contra la ley moral humana que ha de luchar voluntaria y libremente contra los obstáculos fenoménicos, empíricos y hedonistas proporcionados por su naturaleza inmanente y animal. Su patología es consustancial, su fuste torcido no le abandonará, tampoco en épocas de ilustración como la suya. La ética es una lucha permanente contra los afectos. La prudencia por no ser nouménica una virtud dudosa.

Aquí quería llegar, a la ética kantiana. ¿Qué queda de Dios en ella? Nada. Nos dice el ya anciano filósofo ilustrado y alemán que escribe en alemán y especialmente para alemanes que quieren discernir la verdad y el bien obrar en el ámbito académico, como artistas de la razón consciente y premeditadamente ausentes de las tertulias de los salones de té del momento: «De aquí se desprende que en la ética, como filosofía pura práctica de la legislación interna, sólo sean concebibles para nosotros las relaciones morales del hombre con el hombre: pero qué tipo de relación existe más allá de esto entre Dios y el hombre es algo que sobrepasa sus límites por completo y nos resulta verdaderamente inconcebible: con lo cual se confirma lo que antes se afirmó: que la ética no puede ampliarse más allá de los límites de los deberes recíprocos de los hombres». Luego en las disputas legales entre hombres ampararse en la necesidad de jurar para que el legislativo puede acceder al desvelamiento voluntario y obediente por parte del declarante de la verdad en nombre de una voluntad infinita y que obliga por ser su capacidad de castigo transcendente, es en palabras de Kant, un mecanismo por el cual: «el juez lesiona a aquél a quien obliga a prestar juramento», entre otras razones porque se opone a la voluntad libre que ha de obedecer a la ley moral en uno mismo. Jurar en nombre de Dios para ser veraz en las declaraciones, ser fiel en las promesas, comprometerse con lo prometido en nombre de una voluntad ajena al sujeto de la acción no es otra cosa que mera creencia, en otras palabras: una superstición. Abiertamente es el momento de decir que esta nesciencia (Teología), este saber fatuo e incapaz de reconocer que no puede demostrar la existencia de Dios, es un síntoma inequívoco de una religión venida a menos. Pretender jurídicamente más veracidad y compromiso en lo que se sabe no es más que una coartada perversa. ¡Elimínese! Que tome las riendas de la sociedad civil amparado por una ética civil el nuevo hombre que en su persona representa a la humanidad en su universalidad.

En fin, Dios es barrido de la vida civil. El siglo XIX seguirá arremetiendo contra él, pero ya no será un Dios con el que el hombre mantenga una mínima relación, será un Dios entendido como mera ilusión, garante último de un sistema que sin él el edificio del saber y del hacer quedaría dañado en su geométrica estructura arquitectónica. Pero el edificio de Kant coloca como fundamento de su pensar no a Dios sino al hombre que lo parió como idea.

Más tarde. El juramento ya no será ante Dios sino ante el líder carismático de turno. Ahora el juramento será público, masivo, en nombre de otras realidades, ficticias, fanatizadas, fuertes, perversas, pero que obliga una vez realizado a cumplir, a «deber por deber». En ese margen de actuación práctica estará ausente la razón, no habrá espacio para sindéresis alguna, no se discutirá lo que está bien o mal. Ahora en el sistema político ya no habrá hombres que puedan obrar injustamente, habrá funcionarios que obrarán fielmente, funcionarios cuya razón privada les obligará a ser escrupulosamente legales.

¡Obedece no razones! Siglo XX. Mejor no olvidarlo, conocerlo, para entenderlo como lo que fue: una barbarie colectiva, no un mero relato entre tantos otros como nos pintan desde las cada vez más masivas filas posmodernas.

Dos artes: medicina y política

Fecha: 12 marzo, 2020 por: dariomartinez

 

Cautela. La mejor vacuna el buen hacer

Es su momento, el de la ciencia médica en todos sus frentes y el de la política como arte que ha de velar por el buen orden del Estado. Una y otra han de cooperar. De ser así las decisiones que se tomen podrán entenderse como prudentes. Ignoramos el futuro pero estamos obligados como ciudadanos a doblegar nuestro hacer particular e irresponsable sustituyéndolo por el buen hacer derivado de la escucha y del cumplimiento de lo que se nos aconseja y se nos comienza a mandar. Cautela, y que nuestros médicos puedan realizar su labor con sabiduría, que abracen el problema hasta dominarlo. Cautela, y que los políticos sepan ver con sus decisiones la trayectoria de vida del conjunto de los ciudadanos de este país.

Valga para estos días la perspicaz guía reflexiva del genial Espinosa. De acuerdo con su ética materialista la medicina se deberá entender como una labor que de acuerdo con la razón promociona la vida del individuo, es decir, se ajusta a la firmeza. Labor ética por excelencia dado que su saber hacer no es otra cosa que el mantenimiento de la vida. “El hombre libre (el médico especialmente) en nada piensa menos que en la muerte, y su sabiduría no es una meditación de la muerte, sino de la vida”.  Y también la política, que sería ese arte que ha de velar, siguiendo a la razón, por el bien común entendido como la pervivencia del grupo. De acuerdo con esto podemos decir que la política se ajusta a la generosidad. Labor rigurosamente moral. “El fin del Estado no es otro que el de la paz y la seguridad de la vida. Por consiguiente, el mejor gobierno es aquel con el que los hombres pasan la vida en armonía y las leyes son cumplidas sin violaciones”.

Entre todos, y sobre todo con ellos, luchemos, seamos libres, para poder acometer con garantías de éxito el problema.

https://mas.lne.es/cartasdeloslectores/carta/38078/artes-medicina-politica.html

Arte y libertad

Fecha: 19 febrero, 2020 por: dariomartinez

Buen arte. Hace libre al espectador y por supuesto al autor.

Hablemos de la libertad en nuestro marco político. El fin del Estado es la libertad. Este individuo colectivo que ha de velar por el interés común no puede pretender legislarlo todo. El espacio individual de libertad, la particularidad asociada a cada uno de nosotros en tanto que ciudadanos, es algo que entre todos hemos de proteger.

El marco legal compartido ha de permitir que los ciudadanos sean libres. En España la libertad de expresión está consagrada, prácticamente se puede decir de todo. Se puede pedir abiertamente que España desaparezca, es decir que el orden constitucional actual deje de ser o al menos sea ineficaz, siendo sustituido por un orden un tanto arbitrario amparado por los pueblos que lo representan: muchos, variados, variopintos, ingobernables como unión, pero desde sus premisas absolutamente libres. Los límites a la libertad legalmente fijados son aquellos que inciden en la exaltación de la violencia irracional, en la apuesta en suma por la discriminación gratuita o incluso la eliminación física de quien se considera inferior desde la atalaya de la superioridad. La apología del terrorismo es condenable, esto es obvio, y aceptado por cualquiera en su sano juicio.

Vayamos un poco más allá. Intentemos iluminar el asunto dándole brillo con buenos argumentos. Encuadremos nuestro análisis en el ámbito del arte. Aquí la libertad se entiende como ilimitada. Es una simple cuestión de gusto. Cada uno como espectador la recibe como quiera, la experimenta a su modo. La obra de arte es un fin en sí mismo. Su función cobra sentido si logra atrapar al espectador. Una buena obra ha de ser entendida y quien la sienta puede emocionarse. Este momento da como resultado una evasión temporal de la prosa de la vida. Siendo cuestión de gusto, el mal gusto, tanto del espectador como del artista, también tienen su sitio. La libertad de, muy moderna ella, reclamada, estimada, fácil de asimilar es inexpugnable, intocable. Pero a su lado hemos de reivindicar la libertad para, la libertad entendida como capacidad, habilidad, destreza personal para poder ser mejores personas, más reales, más potentes, en el seno de una sociedad de personas. Más capacidad dirigida a uno mismo y a los demás posibilitará que la sociedad sea mejor. De este modo la libertad ha de responder a las preguntas clave: ¿mis actos me hacen mejor persona? Y a un tiempo, ¿mis actos hacen que los otros sean mejores personas? Este tipo de libertad es más exigente, requiere de lucha, saber, rigor, de altas dosis de prudencia, de superación asumida del error, y por supuesto de reconocimiento social. El público es imprescindible. Ante el mal gusto nuestra respuesta como receptores de la obra de arte no ha de ser otra que la falta de emoción, el desprecio del no aprecio. Fijemos nuestra mirada crítica en lo bueno, en lo bello, en el arte cargado de esfuerzo, saber hacer, genialidad; démosle la espalda a lo fútil, hortera, grotesco, irrelevante, ineficaz en el sentido práctico por falta de sentido que pueda ser proyectado hacia cada una de nuestras trayectorias de vida particulares. Lo irrelevante no puede tener un protagonismo que no merece. Intentemos luchar por ser un público exigente. Abracemos una libertad que aliente la razón luchando porque cada uno de nosotros sea mejor.

No hagamos famoso, no le demos el momento de gloria, a quien por su mal hacer no es más que un cualquiera, o que simplemente no es capaz de desbancar a la cosa de su naturaleza y elevarla a arte dejando atrás el artefacto.

En el terreno de Freud

Fecha: 15 febrero, 2020 por: dariomartinez

O Gregorio Samsa o José K

Reciente. Una noche pasada de este mes de febrero. Podía ser una más, pero queda impresa en mi memoria por su impacto.  El sueño se tuerce, el descanso se agita, y la pesadilla me levanta de la cama. No pasa nada, todo en orden, menos yo. Reflexiono sobre lo vivido.  Lo aíslo de la duda metódica de Descartes, lo incorporo a mi trayectoria de vida e intento darle un sentido. Reconozco mis miedos. No son extraordinarios, pero los acompaño de lo que es mi persona.

Durante el descanso nocturno habitual y necesario que en mayor o menor medida ejecutamos para simplemente vivir nuestro cerebro sigue en marcha, es una especie de estabilidad dinámica. Nuestra trayectoria de vida nos hace personas, nos identifica como únicos, nos otorga una personalidad irrepetible. Nuestro presente nocturno es activo y en él podemos vivir momentos de ficción orientados hacia un futuro incierto. Dichas ficciones pueden tener su fuerza.

Un sueño, una ficción que virtualmente actúa en el futuro. Comienza con una prueba inquietante, un examen de oposición, ya se sabe: “muchos los llamados pocos los escogidos”. El azar dispone el tema que he de resolver, las destrezas en forma de saber que he de plasmar sobre el papel. Me toca en suerte: Kafka. He de intentar resolverlo de modo coherente, pero el tema no lo permite. El castillo al que quiero llegar es lejano, muy lejano, no hay camino, no hay regreso, no hay posibilidad de buen hacer. El examen se complica, el tiempo me aplasta. En el intervalo, y sin percatarme, se me entrega la segunda parte de la prueba. Sigo ante las puertas de la ley, el proceso continúa sin resultado favorable alguno. Mis esfuerzos imposibles persisten, sigo fiel al sefardí holandés, pero Espinosa se derrumba. Como José K., Gregorio Samsa  o simplemente K. lo que en ese momento creo que es ficción se transforma en realidad. El revés de la nota una contingencia cada vez más firme. Con todo insisto, el sueño se deteriora, la pesadilla crece. Entrego la primera prueba, sé que Kafka ha resultado un escollo imposible por absurdo, la quiebra de la razón la victoria de la prueba. Me agarro a una esperanza, la segunda parte del ejercicio mi salvavidas. Le solicito al presidente del Tribunal examinador el segundo ejercicio. Ya se me ha dado, pero yo no lo tengo. Me agito pero no lo muestro. Acudo a mi puesto, en la mesa no hay nada. Quizás se lo llevó el viento, busco por todas partes. El agobio se instala en mí, el tiempo me es desfavorable, me estrangula, me limita las posibilidades. Lo encuentro pero al mismo tiempo pierdo la mesa que me servía de plataforma perfecta para plasmar mis habilidades y conocimientos. Repaso con la mirada otras posibilidades. Sólo una. Está próxima, pero está ocupada por un amigo. Se está comiendo una tortilla de patata. Está poco hecha y la grasa se desparrama por la superficie. Se interesa por mi situación pero no reconduce su conducta, primero su tortilla, después mi examen. Se lo muestro con el gesto, no le quiere decir nada porque me parece evidente. No da resultado. Se la acaba, se percata de mi apremio, me cede el sitio. Antes, muy amablemente limpia la mesa. Sin interés, sin necesidad alguna por hacerlo bien. Para ayudarme me quita el folio de las manos y lo deposita encima de una mesa aún ocultada por la grasa de la tortilla. La hoja de la prueba se estropea, no se puede hacer nada. Claudico. Me voy. Ni tan siquiera me muestro enfadado. Asumo la derrota ante una prueba que creía que podía superar con mis capacidades, para la que me había preparado. Dejo el edificio de mis males, intento olvidar. Otro amigo, este con poco tacto. Sigue a Kant, en un mundo gobernado por el sometimiento de todos al imperativo categórico, no hay resquicio para la mentira. Me interroga, me voy de la lengua, me fulmina con su discurso, me incapacita, ante la verdad me hundo. Pierdo toda esperanza. Ahora me he convertido en un horrible insecto: grande, poco grácil, estúpido.

Despierto. Tal vez podría ser pasto para los análisis del viejo Freud. Prefiero ahorrarle el trabajo.

Nuevo gobierno, quizá nueva propuesta orgánica sobre educación

Fecha: 11 enero, 2020 por: dariomartinez

No me esforzaré, lo reconozco. Me limitaré a recoger lo ya dicho en su momento en relación con una de las materias del departamento de Filosofía. Presumo, sin ser un genio, que las nuevas propuestas en materia educativa relacionadas con una asignatura que esté en sintonía con los nuevos inquilinos de la Moncloa pueden ir en esta línea. Más que un diseño progresista, será una maraña difusa de perfil reaccionario sustentada en una idea falsa, por imposible, de una humanidad en paz,  armónica y en equilibrio perfecto con la naturaleza (Krausse y su ecologismo decimonónico). Ahora reproduciré lo ya dicho en su momento, sin añadir ni quitar una coma, espero se me disculpe. También presumo que los problemas relacionados con las prácticas éticas y morales serán trasladados y reflejados en su inmensa mayoría fuera de nuestras fronteras. Así pues:

“Son frecuentes los debates sobre el contenido de una disciplina de dudosa impronta ideológica. Los apuntes argumentativos aquí recogidos son simplemente una muestra de descontento de una parte de un gremio, por lo que sabemos, abiertamente dividido como el de la Filosofía.

La nueva disciplina estrella se nos presenta como una muestra sapiencial práctica, esto es: ética y moral, encaramada en la cúspide del debate público. Eludiremos los asuntos referidos al gremio, es obvio, que cada uno, si bien dividido, persigue el mayor número de horas para sí, pero por esta misma razón el supuesto buen argumentar se torna relativo, referido al grupo, más allá de él, queda exento de validez, y por tanto irá en detrimento de sus particulares intereses. No existe lo bueno y mejor, las horas que cada uno de los departamentos reclamamos, para todos. Pero vayamos al meollo de la cuestión, sometámonos a lo que hay, a la dictadura de lo dado, y después valoremos.

Lo que era la gran perla de la nueva Ley Orgánica Educativa (LOE) se reduce a la ridícula presencia de una hora en el cuarto curso de la ESO (antes la prematuramente envejecida Ética e hija bastarda de la LOGSE contaba con dos horas en casi toda España) en aquellas comunidades gobernadas por el Partido Popular, a la sazón, la oposición política e ideológica al ejecutivo socialista liderado por ZP ¿Y a qué se debe esta decisión política? No es este el lugar para dilucidar tal cuestión. Evitaremos futuras interpretaciones malintencionadas aclarando que muchos de los puntos de vista que esgrimiremos no son en absoluto coincidentes con el principal partido de la oposición. Algunos de sus miembros ya han tragado el anterior anzuelo.

¿Qué contenidos de la nueva disciplina merecen ser puestos en suspenso? ¿Qué consecuencias conllevan? Organicemos nuestro discurso:

1.- La Educación para la Ciudadanía (EpC), al igual que la primigenia Ética, mantiene la confusión entre los términos ética y moral. La confusión se consolida, se afianza, los gestores en materia de educación de nuestro país desprecian intencionadamente cualquier criterio diferenciador entre ambas. Instalados en su plataforma nominalista consideran como disquisición metafísica el adentrarse en el intento de definición de dos términos de raigambre griega y romana con contenidos diferentes. Incluso se aprecia, en el terreno político, la asociación errónea entre moral y derecha, y ética e izquierda.

2.- El preámbulo de la disciplina reflejado en la nueva LOE reivindica una perspectiva claramente relativista. El oscurantista mito de la cultura no permite discriminar, clasificar, sistematizar, criticar e incluso valorar sobre cuestiones prácticas propias de sociedades diferentes a la nuestra. Todas las culturas son igualmente respetables, luego tanta validez moral, tanta buena práctica social, puede tener una tradición de raigambre cultural como la ablación, traumático método de esterilización sexual sobre las mujeres, o la lapidación como mecanismo legalmente elegido para ejecutar una condena.

3.- Viene intitulada la nueva disciplina como Educación para la Ciudadanía. Así, en primer lugar, se acepta sin ningún atisbo de rubor que los receptores de la asignatura son individuos no formados aún como ciudadanos, se duda de su capacidad como miembros activos de una sociedad en marcha, se supone, por tanto, que con la ejecución de sus contenidos cívicos, la nueva formación en valores del alumnado, permitirá forjar nuevos individuos comprometidos con la moral y la ética, igual da, del presente. Permitirá estar, como diría el mismo Ortega, a la altura de los tiempos. En segundo lugar, fruto de una ideología imbuida en la globalización, en el fin de las fronteras, en el vació real de términos tan rancios como nación (en sentido político, de génesis revolucionaria francesa y propia de la izquierda liberal, donde la soberanía se traslada del Rey –Antiguo Régimen– al pueblo), el individuo será ciudadano del mundo, ciudadano de todos los sitios y de ninguno, ciudadano de Canadá, Uruguay, Ucrania, o Galicia, Andalucía, Murcia,&c.; de esta manera, se abren las puertas a la existencia de tantas EpC como pueblos históricos se reconozcan, las propuestas nacionalistas estarán de enhorabuena: Educación para la Ciudadanía valenciana, madrileña, vasca, &c. Por encima de los derechos de los ciudadanos estarán ahora los Derechos Humanos, no los derechos agrupados en torno a un estado-nación sino los derechos de los ciudadanos del mundo. Así el derecho positivo de cada estado no tendrá capacidad para obligar, su formalismo a ultranza permitirá que sea legítimo no cumplir las leyes; sin capacidad coactiva las leyes se tornarán superfluas. Ahora el verdadero derecho aspirará en todos los frentes a ser trasnacional.

4.- Se pretende acríticamente ofertar valores con vocación universal cuando en realidad su alcance es mucho más reducido. Valores como tolerancia, diálogo, no violencia, solidaridad, articularán el comportamiento práctico de los nuevos ciudadanos del mundo o de cada una de las comunidades. La tolerancia será respetar al otro aunque esté equivocado, su opinión es lo prioritario, y escudada en un fundamento tan endeble como el de ser “mía”, así automáticamente adquirirá rango de verdad. No olvidemos que con Kant el sentimiento es un autoconocimiento que permite mostrar con rigor nuestra identidad, todo sentimiento es identitario y todo sentimiento merece el máximo grado de respeto; es autónomo, libre y en él nadie se puede inmiscuir; el núcleo ideológico de los nacionalismos es como vemos kantiano, es de raíz filosófica alemana. En muchas ocasiones, tolerar es combatir el error con buenos argumentos, haciendo ver a nuestro interlocutor la magnitud de su equivocación. No actuar dialécticamente, combativamente, frente al error es un acto de falsa conciencia ajeno a todas luces a la virtud. Diálogo sin límites, panacea de la resolución de todo conflicto, sin percatarse de la existencia de situaciones que se sostienen pacíficamente gracias al encuentro surgido de la ausencia de diálogo sobre asuntos de especial sensibilidad política, moral o ética. No violencia como si esta siempre fuese irracional; no es fútil subrayar la racionalidad propia de prácticas científicas experimentales, en la investigación médica por ejemplo se trata con ratones con el objetivo de paliar patologías humanas graves, caso del cáncer, y es evidente que los roedores objeto de experimentación son elegidos contra su “voluntad”, son coaccionados, no se someten por gusto; y no digamos en el caso de las prácticas violentas, de unir y separar, propias de muchas intervenciones quirúrgicas. Solidaridad entendida con alcance universal cuando puede ser jurídicamente, políticamente y moralmente reprobable. Un grupo de ladrones o de asesinos actúa solidariamente con cada uno de sus miembros, pero sus actos prácticos frente a terceros son inaceptables y ni mucho menos virtuosos.

5.- En relación con la joya de la corona de la nueva asignatura, la persecución por todos los medios, no violentos, dialogados, de la paz. Pero, ¿cómo la entendemos? Universalmente no es propia de este mundo, estaría en el ámbito de lo celestial, de ahí que muchas de las propuestas del actual ínclito de la Moncloa, coincidan, sin que los voceros de la buena nueva (léase Alianza de Civilizaciones) se den cuenta, con la Santa Sede. La pregunta que debe hacerse para comenzar a entenderse es: ¿qué paz? Y esta tiene una respuesta, la de los vencedores (Hegel), la que viene tras la consecución de la victoria por medios no pacíficos, en muchos casos bélicos. Por tanto, existen diversas paces, y a la historia nos remitimos: la paz romana, la paz soviética, la paz cristiana, la paz musulmana, la paz americana, con contenidos diferentes y en ocasiones enfrentados a muerte. Por este motivo, en el mal llamado “proceso de paz vasco” (supone una guerra previa no existente, o al menos que se sepa objetivamente no declarada) se habla de ideas diferentes, la coincidencia es estrictamente fonética, más allá de las emisiones de aire, acudiendo a su contenido, el término paz se torna equívoco; para unos será la victoria de Euskalerría, la independencia del Estado español, la anexión de Navarra y el País Vasco Francés, la instauración de un modelo político socialista y la abolición de la propiedad privada, y para otros será la del Estado autonómico, la de la Constitución de 1978, la de una democracia capitalista de corte socialdemócrata respetuosa con la propiedad privada. Y, en la misma línea, se habla de “Cultura de la paz”, dando a entender la incultura de la guerra, como si esta fuese no humana y bestial, siempre irracional y gratuita. 

6.- Y definitivamente, solamente mencionar el resbaladizo tratamiento ante el que se enfrentará el profesorado al tener que argumentar sobre cuestiones reñidas en ocasiones con la razón, al adentrarse en asuntos del campo de los sentimientos, del comportamiento individual, de sus relaciones amistosas, etc.”

De la violencia y su diferente alcance

Fecha: 30 septiembre, 2019 por: dariomartinez

¿Indiscutible?

Nos dice Celáa: “el diálogo frente a la crispación y frente al camino del desorden o incluso de la posible violencia”. Bajo estas cándidas palabras subyace una idea que de alguna manera nos sugiere que toda acción, por supuesto democrática, ha de ser siempre ajena a la violencia. Pero no debemos olvidar que toda acción coactiva, dada su naturaleza esencialmente violenta, y toda ley en el caso de que no sea voluntariamente cumplida requerirá para materializarse de una fuerza autorizada por un juez que sea capaz de obligar, obviamente utilizando la violencia; uno no va a la cárcel por libre decisión, va porque le obligan.

El despropósito está en que hoy se asume que toda violencia es inmoral, es un  recurso incluso irracional, y sin cabida posible en un Estado de derecho como el nuestro. Esto nos obliga a entender que todo acto caracterizado públicamente como violento ha de ser perseguido. En este confuso terreno de reflexión quien en principio más tiene que perder, si es medianamente hábil, juega con ventaja, y lo hace porque la opinión pública en general, de la mano de los generadores de opinión, no aclaran la diferencia entre violencia legal y violencia ilegal y menos entre violencia y terrorismo. Las tesis panglosianas por fáciles son atractivas. Así los actos de los CDR (Comités de Defensa de la República) pueden en la confusión ser entendidos y calificados de violentos al igual que pueden ser vistos como violentos los actos de los miembros de la Guardia Civil, y esto porque desde el punto de vista del Gobierno español las acciones de los CDR detenidos son violentas en tanto que con ellas obligan a terceros contra su voluntad, en el límite pudiendo poner en riesgo su vida,  o porque potencialmente pueden tener la capacidad de poder provocar daños materiales en instalaciones de suministro esenciales de la comunidad catalana. Al estar al margen de la ley resultan condenables e intolerables por ser ajenas al diálogo (sobrentendido como no violento). El problema es que desde el punto de vista del Gobierno de Cataluña toda intervención coactiva que use la fuerza (y no de la palabra) al derivar de un Estado cuya legalidad no quieren reconocer y si quieren doblegar, la consideran violenta. Al final todos son violentos, las flores dejan paso a las armas, a los explosivos, al secretismo y a una tensión permanente entre una ciudadanía condenada al silencio.

Intentando mermar la confusión general. No toda violencia es inmoral, hay actos violentos nobles, actos como el de empujar con fuerza a un peatón en riesgo cierto de atropello para evitar su muerte. Y por último, los actos terroristas son algo más que actos violentos. El terrorismo que se está juzgando y por el que hasta ahora han sido encausados los siete miembros de los CDR se caracterizaría por actuar de forma arbitraria, sin previo aviso, dejando una marca que los identificase con su grupo y objetivos políticos, y a su vez exigiría que las victimas estuviesen sometidas a un miedo imprevisible asociado involuntariamente a un silencio cómplice.

La obligación de una ministra portavoz del Gobierno es aclarar no confundir a la opinión pública con términos que dulcifican y enredan acciones que exigen de todos nosotros un compromiso de condena máximo.

En fin, en un Estado de derecho la ley ha de tener la fuerza suficiente para poder obligar, coaccionar, a aquel o aquellos que atenten contra el interés general y la justicia. La aplicación de la ley exige del uso legítimo de la violencia, uso no irracional y menos despreciable. Un ley que no es capaz de obligar no es una buena ley.

 

Conflicto entre ética y política

Fecha: 15 agosto, 2019 por: dariomartinez

 

Más allá de las fronteras

El hogar del que un día fue el mundo antiguo dominado por el Imperio romano hoy es una tumba o una vía muerta a ninguna parte. El interés creciente de muchos individuos por huir de su situación de miseria por falta de recursos propios, de iras tribales sin un derecho que fije límites, de gobiernos ajenos a la justicia social en un Estado propio depauperado y con escasas posibilidades, hace del riesgo de la propia vida una necesidad. Como individuos, como personas, nuestra obligación es velar por el mantenimiento de la vida y además es obligación de todos luchar por promocionarla, por hacerla mejor. Este acto ético por excelencia se llama generosidad. Si este acto por razones que no es el momento de analizar no es posible hacerlo en el origen, la obligación entonces pasará a ser un deber en forma de imperativo en la fase final; es decir en el momento en que estas personas una vez rescatadas en el mar pidan ser llevadas a un puerto seguro donde tengan al menos una mínima opción de poder ser libres, de luchar por ser mejores y de mantener su vida. Insistimos: en este terreno los actos humanos son entre individuos, la persona individual en tanto que es como nosotros, más allá de nuestras diferencias culturales o socioeconómicas, ha de ser tratada bajo parámetros estrictamente éticos.

Ahora bien, el mismo asunto ha de ser visto también desde parámetros políticos. Los ejecutivos europeos, principalmente Italia y Malta, con el beneplácito del silencio del resto de sus socios o con un hacer diplomático pasivo, se niegan a dar entrada en sus aguas primero y ahora en sus puertos, tras la decisión de un tribunal de la región de Lacio, al buque «Open Arms» con inmigrantes (aclarar que desde el punto de vista de los países europeos son inmigrantes, desde el punto de vista de los individuos que están a bordo son emigrantes, se trasladan de un Estado a otro en busca de posibilidades de futuro y de una nueva vida que les otorgue derechos y deberes. En el terreno político no hay migrantes porque hablamos en un contexto ineludible de fronteras nacionales). Los gobiernos de cada país han de luchar por mantener la vida de sus ciudadanos, del Estado, para ello han de poner en marcha medidas políticas que den estabilidad, medidas de justicia política que permitan dar soluciones parciales a problemas endémicos, diluir las desigualdades sociales, evitar conflictos internos que conduzcan al desorden, en el caso límite a guerras civiles, atender a las reivindicaciones de los diferentes grupos sociales para poder en la medida de posible satisfacer sus demandas. Tarea poco reconocida, ingrata, pero que de orientarse al equilibrio de la justicia hará del gobernante un buen estadista.

Por tanto, la justicia política en muchas ocasiones le da la espalda a la justicia social – es decir la política a la ética-, y esto hace que en este caso particular muchos individuos se vean en terreno de nadie o fondeados sin poder atracar en un puerto que les pueda asistir, siendo así arrastrados contra su voluntad al abismo de la muerte por inanición.

Por todo ello este asunto no ha de verse en exclusiva desde el prisma ético ni desde el prisma político, no debemos olvidar que el problema será siempre en sus posibles soluciones limitado. Es indispensable triturar la idea infantil y buenista que vaticina una respuesta definitiva y armónica entre ética y política. Los filósofos griegos ya lo sabían, de ahí que a partir de ellos fuese siempre tema prioritario de reflexión, desde una filosofía política y una ética que trabajando con ideas sólo podía alcanzar soluciones orientadas a la verdad; razonables, sí, pero sobre todo problemáticas por ser esencialmente no dogmáticas, abiertas a crítica, a mejora, a otras posibilidades. Se evitaban así las consecuencias nefastas de propuestas fundamentalistas nacidas al albur de los grandes ideales. Además se abría de este modo el paso a una posible solución derivada del derecho que en su materialización diera como resultado un equilibrio tenso y difícil entre ética y política, todo ello en un intento por abrazar lo justo.

https://mas.lne.es/cartasdeloslectores/carta/35445/conflicto-entre-etica-politica.html

¡Cuidado con la felicidad!

Fecha: 23 mayo, 2019 por: dariomartinez

 

El gran santo de Hipona, Agustín, nos colocaba sobre la pista. Por próximo y cotidiano hasta el extremo de vivirlo inexorablemente todos somos conocedores y por lo tanto podemos legítimamente opinar sobre el significado del tiempo. Es así que todo el mundo sabe lo que es a no ser que se le pregunte. Aquí la cosa cambia. Si uno es atrevido lo que imprudentemente hace es más o menos divagar, y en esta papilla de opiniones trilladas lo que sale es algo vago, tremendamente confuso y por supuesto ubicado en la esencia misma de un yo no menos confuso. En última instancia el proceso decidido de introspección nos lleva al silencio, refugio sincero de una verdad asociada a un Dios desconocido, aislado en su voluntad infinita de la razón y conocido por el que sólo tiene fe.
Dando un salto a nuestro presente en marcha. Leo en su periódico una entrevista a Margarita Álvarez, impulsora del Instituto de la Felicidad de la empresa de refrescos más famosa y poderosa del mundo. La felicidad en forma de chispa de la vida flota en el aire. Es conocida por todos, sólo aislándose ascéticamente del mundanal ruido puede uno obviarla. Es cercana, es inmediata, es confusa pero sobre todo es dominadora, poderosa, y por supuesto una técnica eficaz para el control del ciudadano libre y consumidor. La idea de felicidad, extraordinariamente cambiante, con sus contenidos dinámicos y heterogéneos, se nos quiere vender como un concepto, como un hecho empírico sito en el espacio y en el tiempo, tridimensional, seguro, medible por una ciencia entendida en su hacer diferencial y específico como ontológicamente comprometida con la verdad al poder objetivamente describir una realidad accesible a los sentidos. Así la felicidad es una situación de actividad vital situada entre los dos hemisferios del cerebro del lóbulo parietal y concretamente en el precúneo. Más sencillo, es un aumento en dicha zona del volumen de la materia gris de nuestro cerebro y que opera causalmente en la toma de nuestras decisiones, por supuesto impregnadas de emociones dirigidas a nuestro bienestar y felicidad.
Para lograr ser más feliz se recomienda una especie de budismo laico, muy del gusto de un occidente posmoderno, que nos ayude a sumergirnos en nosotros mismos, elevar nuestro grado de ensimismamiento y dejar de lado los problemas de los demás, es decir despreocuparse hasta cancelar una virtud ética como la generosidad o lucha por hacer del otro mejor persona. ¡Si eso lo realiza un médico a tiempo completo vamos apañados! Eso sí, cada uno de nosotros sería individualmente más feliz.
En fin, la felicidad no es una categoría científica de la que se pueda dar cuenta de forma definitiva, no se puede sistemáticamente clausurar a modo de teorema matemático, tampoco es individual sino que ha de entenderse en un marco social en marcha y que depende de los demás. Los que me rodean me han de importar y sólo el sabio es feliz cuando no se desliga de las vicisitudes del presente que le toca vivir. Hoy erróneamente creemos que ser feliz parece ser una virtud individual cuando menos egoísta.
Los resultados de las ciencias, caso especial de la neurociencia en lo relativo a la felicidad, hemos de entenderlos como ideológicos y esto porque es una idea que no puede reducirse, sin caer en la mentira, a categoría científica.
En definitiva, hoy la felicidad no es otra cosa que una idea mito que urge triturar en sus contenidos perniciosos.

https://mas.lne.es/cartasdeloslectores/carta/34537/cuidado-felicidad.html